La burbuja de Internet ha vuelto. Que los ciberángeles nos pillen confesados. Tenemos todos los sí­ntomas. Y sino, tomen nota:

Han vuelto las reuniones de avidos emprendedores con sedientos inversores. Antes se llamaban Last Thursday porque tení­an lugar los últimos jueves de cada mes. Ahora es Thursday a secas, pero con el mismo fin.

Los mismos jueveros anteriormente citados firman un acuerdo con una empresa no citada de capital riesgo. Los anónimos y generosos inversores ponen sobre el tapete los millones para toda aquella empresa «con unas necesidades de financiación que cubran el rango de inversión entre los 300.000 y los 3 millones de euros».

LaNetro vuelve a anunciar a bombo y platillo que sale a Bolsa, para a última hora echarse atrás. Eso sí­, no sin decir que lo hace además porque tiene un posible comprador. Sin citar nombres. Lo curioso es que hizo la misma treta en el año 2000. Qué curioso. Era en plena burbuja de Internet.

Y para rematar el dí­a, un portal (llámale portal, llámale buscador, según las modas) de reciente creación lanza un periódico gratuito sobre Internet y nuevas tecnologí­as. Un periódico de papel y con una modesta tirada de 300.000 ejemplares. Y siguiendo con la modestia, calcula facturar entre 1,8 y dos millones de euros, con unos beneficios de unos 300.000 euros. Pero eso es sólo el primer año, que conste.

¿No les suena algo todo esto? Millones en juego, grandes inversiones, proyectos faraónicos, Bolsa, falta de modestia… Es una combinación demasiado explosiva que amenaza con enturbiar de nuevo la Red.

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