El Festival de Cannes se convierte en lo que Martes y 13 habrían llamado «el festival de las cannes». Y es que el que puede ser considerado como el más prestigioso certamen dedicado al cine ha sido el marco elegido por la productora de Marc Dorcel para presentar su propuesta de porno en 3D. El sistema estereoscópico parece que está llamado a quedarse, de modo que la sección MipTV, dedicada a la televisión dentro de las actividades del Festival, servió para que los periodistas del sector tuvieran un «primer contacto» con esta nueva forma de hacer cine para adultos.
Para algunos, el porno 3D puede anticiparse como uno de los sectores donde el 3D puede tener más interés para no pocos consumidores del audiovisual. No en vano, Forbes sentencia que la industria del cine X genera unos beneficios globales de unos 2.000 millones de euros. No obstante, parece que la proliferación de este tipo de cine pasa por la implantación de soportes para su reproducción, al tiempo que la venta de pantallas y reproductores compatibles con la TV 3D requiere de la existencia de contenidos que justifiquen el gasto de estos equipos. La pescadilla que se muerde la cola, oiga. Nunca mejor dicho.
Marc y Gregory Dorcel, padre e hijo implicados en la productora que pretende «dignificar» el futuro del porno a través del 3D, han anunciado una alianza con la compañía 3Dlized, cuyos equipamientos y conocimientos en el campo de la filmación estereoscópica se ponen a disposición del cine para adultos.
No obstante, ante tan laureado anuncio los Dorcel parecen haber pasado por alto que el pasado 18 de marzo Madrid acogió el pase de la primera película porno española filmada y proyectada en 3D. La película se llamaba X1 (para qué complicarnos cuando podemos ir al grano), y tenía como excusa argumental una trama futurista que, de algún modo, justificaba el interés tecnológico que se convertía en uno de los principales alicientes de ver el filme.
Evidentemente, el viraje de la industria del porno hacia la evolución en 3D pasa por la producción de contenidos pensados para la televisión e Internet, terrenos de negocio donde el porno hace su agosto en cualquier mes del año.
La conciencia por tecnificar aún más los procesos y herramientas del cine X de cara a que el espectador disfrute aún más de sus contenidos (aún más, insistimos) parece que tiene enfocadas sus intenciones más propias de la ciencia-ficción o el videojuego que del cine porno convencional tal y como lo concebimos hoy día.
Y es que Marc Dorcel se marca metas que recuerdan más a títulos como Heavy Rain que a las ya conocidas de «chico conoce a chica, chica y chico se gustan, chico y chica la lían parda, y fundido a negro». La intención es que el futuro del porno pase por la interactividad del usuario, decidiendo el progreso de las acciones en pantalla, así como configurando el cast de personajes, los enclaves donde se desarrolle «la acción» o los posibles finales. Porque, efectivamente, las películas porno también tienen un final.
no me apetece ver ciruelos 3D saliendo de mi pantalla…
SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
jajajaja me da mas risa que exitacion.