El cacharro de la imagen superior podría pasar por la típica máquina expendedora de refrescos japonesa. Pero no es una máquina cualquiera. Y no por que sólo venda bebidas de la marca Coca-Cola. Situada en un parque de la ciudad japonesa de Toyohashi, es la única de su especie equipada con videocámara de vigilancia, sirena de alarma y, lo más importante, un teléfono para llamar directamente a la policía.
Su funcionamiento es bien sencillo. Cuando alguien abre la tapa que esconde el teléfono, éste llama automáticamente al número de la policía (110), y al mismo tiempo la sirena comienza a emitir ruido y luz. Por supuesto, la videocámara registra lo que sucede a su alrededor las 24 horas del día.
http://jp.youtube.com/watch?v=FhfI8uyc3S4
Y todo para bajar el índice de crímenes en la zona, que al parecer ha aumentado notablemente desde el pasado mes de agosto. La máquina serviría por un lado, para alertar rápidamente a las autoridades y a quienes estén en el parque. Por el otro, para conseguir pruebas de robos o agresiones, gracias a la cámara. Otra cosa es el tiempo que tarde la policía en llegar al lugar.
Pero como vemos en el vídeo superior, que contiene una simulación de un tirón de bolso, hay quien se muestra en contra de este sistema. El pasado 12 de octubre alguien cortó los cables de la cámara y colocó en la máquina una pintada con la frase «Sociedad de la vigilancia» (en caracteres japoneses). No es un acto de protesta porque la máquina devolviese mal el cambio, sino una simbólica gamberrada apelando al derecho a la intimidad. Claro que no es más que una niñería en comparación con lo que sucede con los portátiles en lo aeropuertos.
Vía: Lets Japan