La duración de la batería suele encabezar la lista de preocupaciones de los usuarios a la hora de escoger un nuevo smartphone. La tecnología en torno a la carga no ha mejorado a la misma velocidad que el resto de los dispositivos. Por eso, los fabricantes se han encontrado con que tenían que utilizar trucos (como sistemas de carga más rápida o baterías externas) para satisfacer al consumidor. Pero ahora, una revolucionaria tecnología de ondas de sonido podría hacer que dejásemos los cargadores en el cajón para siempre.
Los investigadores de la Universidad Queen Mery de Londres han hecho equipo con Nokia para construir el primer prototipo de smartphone que puede cargarse utilizando únicamente ondas de sonido. Los doctores de la universidad Joe Briscoe y Steve Dunn fueron los primeros en tener la idea, cuando descubrieron que la música mejoraba significativamente el funcionamiento de las células solares.
Partiendo desde ahí, el equipo fue capaz de desarrollar un nanogenerador capaz de recoger energía del sonido de ambiente. La clave de este generador fue el óxido de cinc, que puede crear voltaje cuando se expande y se contrae. Utilizando este material en forma de nanotubos consiguieron generar cinco vatios de potencia, suficientes para cargar un teléfono.
El prototipo es parecido a un Nokia Lumia 925, y está basando en la tecnología presentada por cuatro científicos coreanos hace cuatro años. Ellos fueron los primeros en notar que el óxido de cinc era un material hipersensible, que llegaba a reaccionar incluso a las ondas de sonido. En el teléfono, los nanotubos están distribuidos de forma imperceptible en una lámina de plástico.
Para poder recoger todo el voltaje generado, esta lámina estaba embutida como en un sándwich, en el que los paneles de contacto eléctrico hacen las veces de pan. Estos paneles deberían haber estado fabricados con oro, pero los ingenieros encontraron una forma de abaratar la tecnología utilizando en su lugar aluminio. Papel de aluminio, concretamente.
El equipo ya ha sido capaz de recortar los costes de producción de los nanogeneradores, pero la tecnología aún necesita tiempo para madurar y poder hacer frente al mercado. En última instancia, podría significar que los teléfonos del futuro se cargarían con el sonido que nos rodea, como tráfico, música o simplemente hablando. A medida que se vaya desarrollando sabremos si servirá para aumentar la vida útil de nuestra batería o para, literalmente, nunca tener que volver a cargar un teléfono.
“Ser capaces de mantener los dispositivos móviles funcionando durante más tiempo, o poder prescindir de las baterías e ir directamente a la fuente de energía es un concepto emocionante” declaraba Joe Briscoe. “Esperamos haber acercado esta tecnología a la viabilidad con nuestros diseños”, añadía. Aunque está en una fase experimental, es muy buena señal el hecho de que hayan podido abaratar costes. Muy pocas empresas hubiesen apostado por una tecnología que implicaba meter dos láminas de oro puro en un teléfono común.