Audi TT

Cualquier campo de batalla es bueno, cuando los bandos enfrentados pretenden la dominación global del mundo. Y tienen especial importancia, claro, aquellos que ofrecen un valor estratégico, que puede provocar en los usuarios el cambio, por ejemplo, de una a otra plataforma. En junio, durante la WWDC de Apple, supimos que estaban trabajando en la integración de iOS o, para ser más exactos, la interoperatibilidad entre sus dispositivos con iOS y los coches de última generación de algunos fabricantes (BMW, Mercedes Benz, General Motors, Honda y otros). Y hoy hemos sabido, a través del Wall Street Journal, que la empresa del buscador no se ha quedado dormida, y que Google y Audi preparan un coche con Android, algo que sin duda supondrá una gran alegrí­a para los fandroids (usuarios de Android que adoran este sistema operativo) y que, hasta el momento, no habí­an visto ningún movimiento que apuntara a la integración del sistema operativo de Google en vehí­culos.

El anuncio oficial de la alianza entre Google y Audi tendrá lugar la semana que viene en el CES (Customer Electronic Show) en Las Vegas, primer evento tecnológico del año y que, generalmente, suele ser un avance muy significativo de las novedades que vamos a ver durante todo el año. Aunque todaví­a no se conocen muchos detalles relacionados con el producto concreto en el que están trabajando, según el diario económico se tratarí­a de un sistema empotrado (es decir, integrado en el propio coche) de información y ocio. Además, también adelantan que están trabajando con otras empresas, tanto del sector del motor como del tecnológico (y se cita a Nvidia entre las últimas) con el fin de construir un completo sistema que permita integrar, directamente en el vehí­culo, prácticamente las mismas funciones, herramientas y apps que ya se pueden emplear a dí­a de hoy en un tablet o un smartphone con Android.

Honda con iOS

El del motor es un sector particularmente estratégico, pues puede ser la puerta de entrada de muchos usuarios a un sistema operativo en concreto. Aunque también puede dar lugar a desagradables disyuntivas. Por poner un ejemplo particularmente cercano, yo soy usuario de iOS, y mi marca de coches predilecta es Audi. No obstante, está claro que la decisión de compra del coche pesarí­a, en muchos casos, sobre la del smartphone o tablet (por no contar con promociones que puedan hacer los propios concesionarios, de incluir el dispositivo con el coche nuevo). A lo que recuerda este planeamiento es a la estrategia (en buena parte involuntaria, todo hay que decirlo) de Apple, que consiguió llegar a muchos nuevos usuarios gracias al iPod y, de ahí­, hacer que entraran a utilizar otras familias de productos. Y es que, si tu coche emplea un determinado sistema, y a la hora de cambiar de móvil puedes optar por uno que sea compatible con el mismo, ¿lo más probable no es que lo hagas? Apple y Google saben que la lealtad de sus usuarios no es infinita, y que tienen que conseguir reforzarla con ví­nculos como este, por lo que este tipo de alianzas tienen mucha lógica en un contexto de mercado como el actual.

Sin embargo, hay una importante diferencia entre junio, cuando Apple presentó su sistema, y ahora, momento en que hemos sabido de la colaboración entre Audi y Google: PRISM, el polémico sistema de la agencia nacional de seguridad de Estados Unidos (NSA), que valiéndose de la colaboración de no pocas empresas tecnológicas, ha sometido a un intenso espionaje al mundo entero. En estos tiempos, en los que la desconfianza crece dí­a a dí­a, resulta cada vez menos atractivo sumar más, más y más información a la que, dí­a a dí­a, facilitamos de forma voluntaria o involuntaria a estas empresas. Y no es que la NSA pueda sacar mucho en claro al averiguar que tienes la costumbre de repostar los lunes por la mañana, pero no resulta agradable que lo sepan sin tu consentimiento.

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