Billete de 50 euros

La vida podrí­a ser muy sencilla, de no ser por la realidad, que se empeña habitualmente en complicarla. Algo así­ debe pensar Antón Reixa, presidente de la SGAE tras la caí­da de Teddy Bautista el verano de 2011. Y es que, a pesar de prometer un «cambio tranquilo pero intenso» no ha dejado de encontrarse con situaciones en las que, la intensidad ha estado muy por encima de la tranquilidad. La última de ellas, que arranca en marzo de este año, se ha convertido en uno de los principales frentes para el ex-lider de Os Resentidos. Una situación que tiene que ver con prácticas supuestamente (según declaraciones de la propia entidad) «fraudulentas». Reixa denuncia, según el diario El Paí­s, que un grupo de 11 socios de la SGAE han cobrado más de 25 millones de euros, en concepto de derechos de autor por la música de los programas nocturnos de televisión. Más concretamente los que se emiten en directo, entre los que actualmente destacan los relacionados con tarot, astrologí­a y otras supercherí­as por el estilo.

La base del negocio está en la duración de dichos programas (varias horas) y el importe que deben abonar los canales de televisión a la SGAE por cada minuto de emisión de música sujeta a derechos de autor que, según el portal especializado en TV, Vertele!, ronda los 200 euros por minuto. Este importe varí­a, dependiendo de si la música está grabada o, por el contrario, se hace en vivo y en directo. Así­, un programa de cuatro horas de duración con música en vivo, supondrí­a al canal que lo emite un pago a la SGAE de 200 euros multiplicado por 240 minutos, es decir, 48.000 euros en concepto de derechos de autor. Según la propia SGAE, los propios canales de televisión crearon sus propias productoras musicales, con el fin de reducir a pagar por dichas emisiones. O, para ser más exactos, para recuperar parte de lo pagado a la gestora de derechos. ¿Cómo? Muy sencillo, si la productora registra los derechos de autor de la música emitida en dichos programas, recibirá una buena parte de lo recaudado por la SGAE.

Música militar

Los grillos amarillos

Aquí­ es donde entran los autores cuyas prácticas han sido objeto de expediente por la gestora, según El Paí­s. El 13 de marzo de este mismo año, Antón Reixa publicó un comunicado llamado ¡Viva la música! En él, recordaba el turbio pasado de la SGAE, al contar que hasta 1980 ésta estaba en manos de unos cuantos músicos militares. Estos, a la hora de repartir los ingresos recaudados por la sociedad, manipulaban los datos para que gran parte de los mismos acabara… sí­, en sus propios bolsillos. Así­, obras totalmente desconocidas como «El grillo amarillo» (citada por Reixa en su comunicado) figuraban en la lista de las más interpretadas. ¿A nombre de quién estaban registradas dichas obras? Seguro que ya te lo imaginas, claro, de ellos mismos. Tras los antecedentes históricos, el presidente de la SGAE afirmaba lo siguiente:

«Estamos, efectivamente, en un nuevo siglo. El grillo amarillo ya no aparece en el ranking de obras y/o autores con mayor recaudación en 2012. Sin embargo, si se revisa la lista de compositores con mejores ingresos del año pasado, se tiene que pasar antes por una creciente nómina de autores (reales o presuntos) con nombres absolutamente desconocidos para el gran público. Tampoco ese censo ignoto representa el asentamiento y promoción del nuevo talento que reclama a gritos nuestra industria musical y cultural».

A continuación, Antón explicó que aproximadamente el 50% de la recaudación de la SGAE procede de las televisiones y que, en ese marco, éstas habí­an creado sus propias editoras, algo que la gestora ve con buenos ojos. Sin embargo, a partir de ahí­ detallaba que las condiciones negociadas con las televisiones, junto con la aparición de determinados intermediarios entre ambas entidades, ha propiciado un caldo de cultivo adecuado para que se reproduzca un fenómeno parecido al de «los grillos amarillos». Y es que, al revisar las listas de los autores con mayor recaudación en 2012, son precisamente los nombres de esos intermediarios los que aparecen en las primeras posiciones. ¿Cómo? Muy sencillo, estos intermediarios son, también, autores registrados en la SGAE y, a la vez, son los propietarios de los derechos de autor emitidos en los programas nocturnos… así­ como en otro tipo de espacios. ¿Y qué denuncia Reixa en su comunicado? Lo siguiente:

«Utilizar dominio público y forzar a compositores a ceder la autorí­a total o parcial de los arreglos; cobrar irregularmente; cruzar repertorio (“en mi programa grabas una tuya y dos mí­as”); exigir los gastos de producción a los autores reales; falsear los tí­tulos de las obras para burlar los lí­mites del reglamento; imponer porcentajes fraudulentos de coautorí­a a los responsables efectivos de las músicas de fondo, jingles, sintoní­as de transición y cabecera y programas nocturnos; o enmascarar con nombres de testaferros las autorí­as y esquivar así­ los contratos editoriales de los verdaderos artistas».

Y en todos los casos, continuaba Reixa, con producciones musicales en las que el 50% de los derechos de autor de las obras han sido cedidos a las editoras musicales constituidas por las televisiones. Tras denunciar públicamente estas prácticas, y afirmar que la red de autores involucrada en la misma podí­an pretender hacerse con el control de la SGAE, enumeró las medidas que la sociedad iba a poner en marcha de inmediato y que, de hecho, se iniciaron el mismo mes de marzo. Puedes leer el comunicado de la SGAE ¡Viva la música! aquí­.

Juan Márquez

En el comunicado de la SGAE no se daba ningún nombre, así­ que resultó una sorpresa que, pasadas sólo 24 horas, Juan Márquez, fundador del grupo musical Coz y autor del clásico «Las chicas son guerreras», diera la réplica a Reixa. «El nuevo señorí­n que dirige la SGAE se dedica a llamarnos basura. No noto en su comunicado algo más allá de una presión sobre las televisiones» fue sólo una de las declaraciones del músico en su carta abierta de respuesta al presidente de la SGAE. Márquez estaba, por supuesto, en la lista de los autores que más habí­an recaudado en 2012 en concepto de derechos de autor, y el mismo reconocí­a abiertamente estar detrás de la música de parte de estos programas nocturnos de televisión. «En mi caso coincide que he trabajado con un excelente teclista que toca a veces detrás de una bruja» afirmó en su respuesta a Reixa. Desde entonces, se han producido cruces de declaraciones, amenazas de denuncias y este tipo de movimientos habituales en esta clase de situaciones.

Logotipo SGAE

Guerra civil en la SGAE

Con ese mar de fondo (que casi deberí­a ser calificado de temporal), mañana jueves se celebrará una asamblea general ordinaria de la SGAE, en la que los socios deben votar (aprobando o suspendiendo) la gestión y las cuentas de Antón Reixa como presidente de la sociedad. El principal problema para el presidente es, según El Paí­s, la campaña iniciada por los acusados de prácticas deshonestas. Desde el pasado mes de marzo, afirma el diario, han participado de manera muy activa en todas las preasambleas convocadas por la gestora, con el fin de recabar votos contrarios a Reixa. Y el grupo de miembros contrarios al presidente no estarí­a formado sólo por los implicados, sino también por personas como José Miguel Fernández Sastrón, rival de Reixa en las últimas elecciones a la presidencia de la sociedad. En principio, según la misma fuente, el presidente podrí­a salir victorioso del envite al que se enfrenta mañana, aunque la pérdida de algunos apoyos con los que ha contado siempre podrí­a pasarle factura.

¿Manuel de Fella o Nozart?

Entre las prácticas más habituales de los más beneficiados por el reparto de ingresos se encuentran las siguientes:

  • Música en vivo en programas nocturnos: si tienes problemas para conciliar el sueño, seguramente en alguna ocasión te habrás topado con los programas que ya comentábamos anteriormente: tarot, horóscopo, astrologí­a… En gran parte de ellos, si te fijas, verás que hay un músico tocando la guitarra u otro instrumento musical. Las partituras de la música que interpretan están registradas a nombre de los autores expedientados por la SGAE. Un detalle llamativo en estos casos, es que en bastantes ocasiones la música no se escucha o, en el mejor de los casos, sólo se percibe muy vagamente. No es necesario que tenga un volumen mí­nimo.
  • Espacios de música clásica en televisión: en este caso, denunciado por la web Vertele!, los autores toman una composición de música clásica, cuyos derechos de autor ya expiraron y, por lo tanto, son de dominio público. A continuación, realizan alguna modificación en la partitura (basta con cambiar una simple nota) e, inmediatamente, ya la pueden registrar a su nombre durante 25 años. Y según datos del portal especializado en televisión, parece ser que productoras como Eurodelta TV, han producido programas para RTVE. Programas como TVE es música, en los que se interpretaban versiones de este tipo (cuya diferencia con respecto a los originales es difí­cil de identificar para la mayorí­a), y que suponí­an el pago de los anteriormente mencionados 200 euros por minuto, buena parte de los cuales… sí­, eso es, volví­an a la productora. Y, por ponerle nombres a este caso, Fernando Bermúdez y Manuel Carrasco son los dueños de Eurodelta TV. Por su parte, Ana Marí­a Beltrán y Gloria Tubo forman parte de los artistas señalados por Antón Reixa. ¿La conexión? Beltrán es la esposa de Bermúdez y Tubo es la madre de Carrasco. Todo queda en casa.

esposas

¿Legal o ilegal?

Todo esto es, sí­, absolutamente legal. No hay un solo hecho denunciable en las actuaciones que hemos repasado aquí­. Distinto es que, dentro de la SGAE, que como cualquier otra asociación tiene sus propias normas internas, los hechos sí­ que puedan ser objeto de expediente, sanción, expulsión, etcétera. No parece, sin embargo, demasiado ético. En primer lugar para el resto de artistas miembros de la SGAE que pueden ver cómo otras personas, recurriendo a técnicas legales pero éticamente reprobables, perciben retribuciones estratosféricas, como José Luis Ruperez, que según El Paí­s pasó de obtener 550.000 euros en 2005, por sus 106 obras registradas, a 25.736.577 euros en 2012 con casi 25.000. Tampoco hay que olvidar que, en casos como el de Eurodelta TV, el pago de derechos de los programas de RTVE sale de dinero público, algo un tanto desagradable, especialmente en tiempos como los actuales.

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