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Muchos medios de comunicación, sobre todo de papel, se están agarrando al iPad como a un flotador en plena crisis económica. Revistas y periódicos de todo el mundo piensan que el nuevo invento de Apple puede ser la salvación a la recesión de la hoja impresa, siendo tan productivo como lo fue el iPod para las discográficas. Pero no se dan cuenta de un pequeño gran inconveniente: el control y la censura de Apple. Y es que la compañí­a de la manzana viene censurando desde el mes de diciembre una aplicación llamada NewToons, cuya finalidad es la de mostrar las viñetas satí­ricas de Mark Fiore, humorista gráfico polí­tico al que acaban de dar el Premio Pulitzer.

El motivo de esta censura tiene que ver con la violación del punto 3.3.13 del iPhone Developer Program License Agreement o Contrato para Desarrolladores de Aplicaciones para Iphone, el mismo que alerta de que cualquier material objetable moralmente puede ser vetado, incluyendo dentro de esta premisa el contenido erótico, pornográfico, obsceno o difamatorio. ¿Y entonces, por qué Apple censura las viñetas de Mark Fiore?


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El escándalo ha sido mayúsculo en los medios de comunicación. Y es que las viñetas del premio Pulitzer han sido etiquetadas por Apple de ‘difamatorias’, por el simple hecho de que Fiore trata temas, ridiculiza y satiriza acerca de aquellos que disponen del poder polí­tico y los altos estamentos. Esto es, lo que Francisco de Quevedo ya hizo en nuestro Siglo de Oro español. Y ya ha llovido mucho desde entonces.

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El caso es que a Apple no le gusta la sátira y por eso ha censurado, al igual que hizo con las aplicaciones porno para iPhone, cortando por lo sano. Y es aquí­ cuando la prensa internacional ha desenterrado las hachas de guerra para reflexionar sobre el hecho de que Apple esté poniendo coto a la libertad de expresión tantos años añorada. En este sentido, la prensa ha denunciado que Apple tenga potestad para censurar la libre opinión, cosa que afectarí­a sobremanera a las esperanzas que muchos medios habí­an puesto sobre el iPad: una tableta a través de la que se esperaba promocionar la lectura de periódicos, revistas, al tiempo que desarrollar aplicaciones como la que ha sido censurada.

El planteamiento es claro. Apple puede censurar los contenidos que acepta de acuerdo con su polí­tica empresarial. Pero si el iPad llega a ser un dispositivo pensado como plataforma de futuro para leer las noticias de los periódicos, ¿tendrá también Apple el derecho unilateral de eliminar todos aquellos artí­culos y contenidos que no le beneficien? Cierto es que por el momento, la prensa todaví­a goza de influencia sobre la tableta. Si las cosas cambian, ya se verá.

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