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Poco se esperaba Joan Camps que una buena mañana aparecerí­a en su pastelerí­a de Mollerussa (Lleida) un inspector de la SGAE. Todo empezó en 2007, cuando un inspector de dicha entidad se personó en la cafeterí­a Can Patet que Camps regenta en Mollerussa. Pasados tres años y al negarse a pagar la cuota mensual que la SGAE le pide por poner la radio en su establecimiento, ha sido denunciado por la entidad gestora. A raí­z de esto, el jueves de la pasada semana tuvo que declarar ante el juzgado de lo Mercantil. Y ahora le reclaman 663 euros en cuotas retroactivas.

En declaraciones exclusivas a tuexperto.com, Joan ha explicado que poner la radio «es una costumbre para nosotros, pues nos alegra el dí­a y nos hace pasar un buen rato durante las once horas al dí­a que yo y mi mujer trabajamos, aparte de mantenernos informados».


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«No es por el dinero«, explica Joan, «nos piden 30 euros al mes. Pero yo no quiero pagarlos. ¿Es que alguna ley dice que trabajar escuchando noticias o música está prohibido?». Después de renunciar al pago en la primera visita del inspector, en 2008 Can Patet recibió otra visita de varios investigadores privados. «Consumieron y se pusieron a hacer fotografí­as al local y a los seis altavoces que tengo en la pastelerí­a. Con ello hicieron un dosier en el que poní­a que no encontraron el aparato de radio. Cómo lo iban a encontrar, si lo tengo instalado en la escalera. Eso sí­, no porque me tenga que esconder de nada, sino porque me resulta más práctico».

Cierto es que Joan Camps está más animado que nunca. Dice que «el hecho de negarme a pagar las cuotas y declarar ante un juez, todaví­a me ha hecho más fuerte«. Lejos de amedrantarse, Joan reivindica su posición al igual que lo hicieron los peluqueros de Barcelona. Y eso que durante los años 2008 y 2009 ha recibido cartas de la SGAE en repetidas ocasiones, pero «tal como llegaban, las rompí­a y las echaba a la papelera. No es justo y estoy en absoluto desacuerdo, por eso me niego a pagar».

La denuncia que ha interpuesto la SGAE pues, le solicita el pago de 663 euros por cuotas de radio y televisión, según declaró el agente durante el primer encuentro ante las autoridades judiciales. «Pero si yo no tengo ningún televisor en el establecimiento. Fue entonces cuando les dije que si habí­an mirado bien, porque yo no habí­a tenido nunca ningún aparato de televisión en la pastelerí­a«. El agente contestó que las denuncias se ponen en packs de «Radio y Televisión», así­ que tení­a que hacer frente a una demanda doble.

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Camps está indignado, pero al mismo tiempo no pierde el humor. Nos ha contado que Can Patet abre todas las mañanas. «Entonces ponemos emisoras de noticias locales como Segre Radio o Catalunya Información. Es por la tarde cuando vienen los chicos jóvenes a merendar, cuando sintonizamos los 40 Principales para hacer un poco de ambiente. Pero nada más». Joan tiene clara una cosa. «Si la gente viene a mi pastelerí­a no es para disfrutar de la radio, sino porque encuentra ricos los cruasanes o las pizzas». No hay que olvidar que la SGAE ha acusado a Can Patet de beneficiarse de los clientes porque escuchan la radio. Dice irónico, «igual tendré que poner un cartel, para pedirles que se tapen las orejas y no escuchen».

Tras las declaraciones en los juzgados de Lleida, Joan Camps está a la espera de una sentencia que le dé la razón, puesto que «no entiendo qué delito cometemos por escuchar la radio y entretenernos o informarnos mientras trabajamos. ¡Es algo que se ha hecho toda la vida!» Can Patet es un negocio familiar, punto de referencia en la ciudad de Mollerussa que a lo largo de los años ha prosperado con la constancia y el trabajo de una familia dedicada a la pastelerí­a y a la alimentación desde hace más de 40 años. Habrá que desearles mucha suerte ante el contí­nuo despropósito de la SGAE y sus acólitos. No nos queda otra.

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