El pasado 14 de julio tuvo lugar en la ciudad japonesa de Miki un singular experimento por parte del Earthquake Engineering Simulation Wood Project: comprobar la estabilidad de un edificio de seis plantas construído en madera frente a un terremoto de 7,5 puntos de magnitud, una fuerza más que considerable. El resultado de la prueba fue más que positivo, ya que los ingenieros vinculados a este proyecto lograron el objetivo de sus espectativas haciendo que la construcción se mantuviese en pie después de la violenta sacudida.
La elección de la fuerza de este terremoto no fue casual. La experiencia tomó como referencia el seísmo que azotó Northridge, en California, en 1994, incrementando 1,5 veces la fuerza de la sacudida que se registró el sur de Estados Unidos a mediados de los 90. La superficie del edificio que se erigió para la ocasión tenía unas dimensiones de 15 x 18 metros, elevándose como ya hemos dicho hasta los seis pisos, una medida que sirvió como referencia muy general para la mayoría de edificios que pueden verse afectados por un seísmo.
La base del experimento tomaba como referencia la flexibilidad necesaria para compensar los movimientos terrestres que se producen durante un terremoto (un principio físico similar al que se tiene en cuenta con la construcción de rascacielos, que se conciben con un porcentaje de movilidad para contrarrestar las corrientes de aire en las alturas, similar a como se comporta un junto, por ejemplo).
No obstante, pese a que la prueba se registró como avance en la investigación de estructuras arquitectónicas resistentes a latigazos sísmicos, es preciso dar con la fórmula que permita adaptar las conclusiones logradas con un edificio de madera para aplicarlas en construcciones de hormigón. Y es que teniendo en cuenta que es precisamente el sur de Estados Unidos la zona más afectada por los terremotos, la solución no pasa por erigir viviendas de madera, ya que otro de los males naturales (y no tan naturales) que azotan este área el precisamente el fuego procedente de incendios.
Vía: Gizmodo