Las discográficas y la industria del cine odian la tecnología desde 1887 (1ª parte)
Otra revolución que puso los pelos como escarpias a la industria discográfica fue la llegada del cine a la televisión. Antes de la II Guerra Mundial los ciudadanos iban al cine 35 veces al año. Justo después, la situación empeoró y en 1967 se contabilizaban cinco visitas al año, una caída dramática en los ingresos de taquilla avivada en parte porque el 93% de los hogares ya contaba con televisor.
Una vez constatado el hecho de que la televisión no sólo no tenía propiedades diabólicas, sino que era una nueva oportunidad de negocio, la industria empezó a sacar tajada del invento. Así, gracias a la tecnología, la industria del cine encontró una nueva fuente de ingresos que le permitía sacar partido de las películas que ya habían agotado su andadura en los cines. La venta a las cadenas de TV de largometrajes retirados de las salas sigue dando suculentos beneficios a las productoras a día de hoy.
El audiocasete, los vídeos y las copias (1964)
La llegada del audiocasete de Philips provocó estragos. Esta grabadora portátil permitía economizar las copias (que hasta el momento suponían costes muy altos) con las famosas cintas de casete de 30 minutos, ahora objetos de enorme culto.
Un poco después, en los años 70, llegó el lanzamiento por parte de JVC del exitoso sistema de videocasetes VHS. Un formato de cinta de vídeo que ganó la partida a los malogrados sistemas Betamax de Sony y al Vídeo 2000 de Philips.
La realidad es que, todos estos sistemas tan criticados desde el principio por la industria de contenidos, al final, se han convertido en una oportunidad exprimida al máximo que ha multiplicado su propio negocio. Además, en ese momento, la industria aprovechó para promover el cobro de canones de todo tipo con la excusa de que estos sistemas fomentarían las copias privadas y harían bajar sus beneficios.
La era digital: del CD al MP3 (1982).
Era redondo y brillante. Salió de las fauces de Philips y Sony con el nombre de Compact Disc, un formato con el que tecnológicos y discográficos se entendieron sin problemas, hasta que en 1997 aparecieron las primeras grabadoras. Pero un hecho crucial desvió la tendencia de los soportes. En 1998 la firma Diamond Multimedia sacó a relucir el primer reproductor de MP3 llamado Rio PMP300, por el que la empresa tendría que acudir los tribunales demandada por las discográficas. En esta ocasión no tuvieron tanta suerte y Diamond Multimedia ganó el juicio.
Napster y el futuro de las redes P2P
El MP3 y los formatos digitales revolucionaron la forma de concebir la música. Desde la comodidad del hogar el usuario podía acercarse a Napster, que fue demandada en 1999, y compartir música y vídeos con internautas de todo el mundo. Las discográficas han sido incapaces de amainar el oleaje, por eso han pedido ayuda a los gobiernos.
Hoy las redes P2P son motivo de disputa y deambulan por juzgados y congresos en busca de una solución ecuánime. Y aunque el Parlamento Europeo ha rechazado medidas como cortar el ADSL a los usuarios que intercambien archivos, los jueces siguen decretando sentencias drásticas contra sitios como «The Pirate Bay» y en España, la incansable SGAE prosigue con su particular caza de brujas contra el intercambio de archivos.
La solución está a la vuelta de la esquina. Algunas discográficas ya han encontrado su sitio cerrando contratos con operadoras telefónicas y otros proveedores de Internet que tienen la sartén por el mango. Sólo hay que esperar un poco para que la historia se repita. Y, que curioso, siempre tiene un final feliz (para ellos)
Fotos de: Ballistik Coffe Boy, YlvaS, rae y nrkbeta / Vía: Público (Edición Impresa)
Muy bueno el artículo, sólo dos cosas:
la palabra "cánones" lleva acento, y en la 1º parte se cita un artículo del diario Público, estaría bien enlazarlo. Ah, no, dice edición impresa, bueno, escanearlo al menos…
Sobre el tema, yo personalmente soy pesimista, porque hoy las multinacionales tienen más poder incluso que los jueces y gobiernos. Y si no, basta con sobornarlos, véase si no gesto del dedito en la ceja (elecciones españolas), una amenaza en toda regla de los autores al gobierno de entonces.
Pero no por eso voy a cerrar mi mulo y mi torrent, porque opino que COMPARTIR NO ES DELITO. Ni voy a dejar de opinar en blogs, por muchos reyes del pollo frito que pongan demandas.