Hace poco os contábamos que cada vez más españoles reservan sus vacaciones por Internet, a través de portales y webs que nos permiten comparar precios y realizar reservas. Pues bien, la compañía aérea de bajo coste Ryanair (gran ejemplo de empresa donde las haya, notese la ironía) ha cancelado todas las reservas de sus vuelos realizadas a través de este tipo de servicios web. Y hablamos de la cuarta compañía que más viajeros españoles transporta, y la primera en todo el mundo cuando se trata de vuelos internacionales.
El «Belén» comenzó a armarse el pasado domingo, cuando la compañía irlandesa anunció la medida, que afectará a todas las reservas del último mes. Las reservas hechas en Ryanair a través de páginas como atrapalo.com, muchoviaje o eDreams, las tres más visitadas en España, suponen el 0,5% del total, lo que equivale a unas mil reservas diarias. Consecuentemente, estamos hablando de unas 30.000 reservas canceladas de la noche a la mañana.
¿Y cuáles son los motivos? ¿Quién tiene la culpa? ¿Se va a poder recuperar el dinero? Como en toda disputa, siempre hay como mínimo dos versiones.
Versiones enfrentadas
La compañía aérea afirma que es sencillamente ilegal que las páginas de viajes ofrezcan reservas de sus vuelos, ya que obligan al comprador a pagar «innecesarios cargos o tarifas más altas». Con estas páginas no es necesario acceder a la web oficial de Ryanair para hacer las reservas, por lo que el comprador podría estar pagando unos euros de más sin saberlo. Según la empresa irlandesa, la cancelación de miles de reservas es la «más rápida y efectiva forma de desincentivar esta actividad ilícita».
De hecho, Ryanair ya ha emprendido acciones legales contra el sitio italiano Bravofly y el alemán V-Tours por este motivo. Y esto es precísamente lo que tienen pensado hacer otros portales de viajes pero a la inversa: denunciar a Ryanair, que es quien estaría cometiendo un acto ilegal. Según Javier Bellido, director general de eDreams, el problema de fondo está en que este tipo de páginas «descubren las trampas» de Ryanair.
La compañía aérea «no quiere que las agencias de viajes ofrezcan comparativas de precios y así evidenciar que en muchas ocasiones Ryanair es la opción más cara», afirma Bellido. Además, recuerda que si alguien debería callar en cuanto a precios engañosos, ésa es Ryanair. Y es que la compañía ha sido condenada tanto por jueces británicos como de la UE por el mismo motivo: anunciar precios bajísismos que luego se inflan al sumarle tasas, recargos, equipaje…
Precios, para colmo, anunciados precísamente en su página web. ¿De qué me suena a mí esto? Ah, sí. Unas líneas más arriba cierta empresa criticaba a otras por hacer algo muy parecido.
En su historial de juicios, Ryanair también cuenta con sentencias en contra como la emitida este mismo año por un juez de paz en Italia, en la que se condenaba a la compañía a compensar con 500 euros a cada pasajero de un vuelo cancelado entre Bruselas y Roma en 2004.
Vergí¼enza torera
De fondo a esta «batallita» empresarial, como suele ser habitual, queda el ciudadano de a pie que compró su billete de avión para irse de vacaciones y ahora ve su vuelo cancelado. Pero las normativas son muy claras en este caso, como puede leerse en este apartado de la propia web de Ryanair. El dinero será devuelto a todos los clientes afectados sin ningún tipo de recorte, bien a través de la compañía aérea o de las agencias de viajes online. Algunas de éstas últimas buscarán soluciones alternativas recurriendo a otras compañías aéreas.
¿Y qué pasa en aquellos casos en los que no haya solución posible? Pues ajo y agua, como se dice popularmente. Las autoridades españolas y europeas están investigando si Ryanair ha cometido un acto ilegal al realizar esta cancelación masiva. No en vano, significa incumplir un contrato comercial, pues las agencias online no ofrecen los billetes porque sí, sino porque tienen firmando algún tipo de acuerdo o convenio con Ryanair.
Las asociaciones de consumidores recuerdan que los clientes afectados no sólo tienen derecho a recibir el importe íntegro del billete, sino una compensación adicional que según la normativa europea puede llegar a un máximo de 600 euros. Desde FACUA denuncian que Ryanair hace dinero hasta con su teléfono de atención al cliente (807 220 999), cuyo coste es de 0,87 euros por un minuto. Ahí es nada.
Un «gran ejemplo de empresa», como decíamos al principio. Especialmente en su relación con el cliente, a quien Ryanair no duda en dejar en tierra porque se ha personado en la facturación de equipajes 44 minutos y 59 segundos antes del despegue. Y claro, es que hay que estar como mínimo con 45 minutos de antelación. Es lo que tienen las normas: unas veces se cumplen a rajatabla y otras veces se las pasan por el forro según convenga.
Vía: elmundo / 20minutos / elpaís
¡¡¡BARATO = DESASTRE TOTAL!!! Vuelo RYR5445 día 21 de Octubre de 2008. Estando en el aeropuerto de Paris-Bouville, con hora prevista de salida 19:00. Pasamos el control con el correspondiente registro. Una vez embarcados, un antipático de la compañía nos dice de malas maneras a las 180 personas que el vuelo se retrasará por "motivos técnicos". Desembarcamos. Esperamos 4 horas, pasamos otra vez el control de registro y embarcamos otra vez. Ésta vez el Comandante nos dice que el aeropuerto (debido a los slots de Rynair) nos les deja salir hasta las 8:00 del día siguiente. Desembarcamos. Nos dejan tirados sin ofrecernos hotel, comida ni NADA. "Dormimos" de mala manera en el suelo estando cerrado el aeropuerto. A las 9:00 del día siguiente, volvemos a pasar el registro por tercera vez, embarcamos y tardamos una hora y media en salir. En el despegue empieza a oler a quemado, la gente empieza a ponerse histérica. La azafata se ríe de nosotros y escribo textualmente lo que nos dijo: "JA JA JA los españoles sois unos llorones, siempre igual, quejandose a la mínima, JA JA JA". En fin, al llegar a MAD pedimos hoja de reclamación y NO TIENEN!!! Así que cuidadín con éstos hijos de perra indeseables. Por cierto, soy piloto y gracias a las relaciones que tengo, les he puesto una denuncia directamente en la Dirección General de Aviación Civil. Veremos quien ríe el último.