Amigos de la vista cansada, el futuro nos es grato. En dos o tres años tendremos en el mercado las primeras gafas inteligentes que enfocan solas. Llega la noche, cogemos el libro, y nos hacen falta brazos para alejarlo de nuestro campo de visión. Todo aparece borroso. La presbicia se adueña de nosotros y la vista cansada se convierte en nuestra prima hermana. Es la edad, dicen algunos. Es una tremenda molestia, piensas para tus adentros.
Esta es una pequeña introducción a la historia de Carlos Mastrangelo, un profesor de ingeniería eléctrica y computacional que, como muchas otras personas de su edad, padecía vista cansada. Ya no enfocaba como antes. Su médico le dijo que, de cerca, iba a tener ese problema de no enfocar. Como tantos y tantos otros que tenemos la vista cansada, que nos llevamos más horas de lo debido frente a un ordenador. Y debía llevar unas gafas para leer.
¿Cuál es el principal problema de estas gafas? Pues que para conducir no hace falta, no hay nada que esté en primer plano que sea vital para nuestra seguridad. Pero, por contra, el GPS sí lo tenemos cerca. Y no hay manera de que enfoque. Y esto justo es lo que le ocurría a Carlos Mastrangelo, que, ni corto ni perezoso, decidió aplicar todos sus conocimientos en crear el primer par de gafas que enfocaban solas: las primeras gafas inteligentes. Para llevarlas a juego con tus tacones inteligentes.
¿Cómo es el funcionamiento de las gafas inteligentes?
Las gafas inteligentes, presentadas en la pasada feria del CES en Las Vegas, están fabricadas con unas lentes líquidas especiales que actúan en conjunción con un sensor de infrarrojos colocado en el puente de las mismas. Dichos sensores calculan la distancia entre el objeto a enfocar y la mirada, y el líquido de la lente se adecua a la situación, modificando su curvatura.
Así como la curvatura de una lente modifica su enfoque, igual pasa con nuestros ojos: cuánto más jóvenes somos, más flexibles son nuestras lentes oculares naturales y, por lo tanto, disfrutamos de un mejor enfoque. Justo lo contrario ocurre a medida que envejecemos: nuestra lente ocular se vuelve más y más rígida y es por ello que nos cuenta tanto enfocar los objetos cercanos.
Se ha comprobado, mediante tests con estas nuevas gafas inteligentes, que tardan tan solo 14 milisegundos en enfocar diferentes objetos: más rápido que el autofoco de un smartphone de alta generación. De momento, como habréis podido intuir por la foto que ilustra el artículo, el diseño de las gafas inteligentes es demasiado robusto como para ser llevadas en el día a día, aunque en posteriores modelos se aligerarán notoriamente, además de incorporar mejoras como cámara de profundidad.
A la ropa inteligente que detecta enfermedades por sí sola se le unen estas gafa, que no estarán disponibles en el mercado hasta dentro de un par de años o tres y saldrán a un precio estimado de 500 o 1000 dólares, (470 – 940 euros). ¿Te gustaría probarlas?