Te lo contábamos hace apenas unas semanas. Los padres de Rubí Ibarra, una joven mexicana que cumplía 15 años ayer 26 de diciembre, subieron por error un vídeo en el que invitaban – cordialmente – a todos aquellos que quisieran asistir a la fiesta de cumpleaños. Al cabo de muy pocas horas, el evento ya contaba con más de 1,3 millones de invitaciones confirmadas. La familia se vio abrumada, pero el padre de Rubí dijo que su palabra era tan sagrada como los 15 años de Rubí, así que dijo que estaba dispuesto a acoger a todos aquellos que quisieran ir a disfrutar de la fiesta. Pero está claro que, tal como pintaba la cosa, no podía terminar bien. Y así ha sido. Este lunes se celebró en La Joya, una comunidad rural mexicana, la fiesta de Rubí Ibarra. ¿El resultado? Miles de asistentes y, lo que es más grave, un hombre muerto. Estaba claro que ante tamaño jolgorio, alguna cosa grave tenía que pasar…
Parece ser que el evento no contó con la presencia del casi millón y medio de personas que confirmaron su asistencia, pero fueron miles y miles las que llegaron convocadas a través de las redes sociales. El padre de Rubí prometió conciertos y una chiva, que no es otra cosa que una carrera de caballos para aficionados, con un premio valorado en unos 500 euros, con la conversión actual. Parece ser, sin embargo, que la cosa no terminó demasiado bien. Y es que uno de los asistentes perdió la vida en un accidente, porque no atendió las indicaciones realizadas por los organizadores. Según el tío de la homenajeada, Pedro Ibarra, el hombre iba bebido y no atendía razones.
La cosa ha terminado en los tribunales, porque ha sido la propia Fiscalía del estado de San Luis de Potosí la encargada de confirmar que durante la famosa chiva falleció un hombre de 66 años. Por si esto fuera poco, hubo otro hombre de 34 años que se fracturó la pierna por saltar el cerco de seguridad y entrar en el hipódromo que la familia de Rubí había levantado de manera improvisada, con el fin de celebrar el evento. Pero, ¿qué ocurrió con Rubí y su fiesta? Pues al parecer, nada, porque la fiesta continuó y la mayoría de asistentes (hay que contarlos por miles) ni tan siquiera se enteraron de lo que había ocurrido. Y no es raro. Desde primera hora de la mañana de ayer, la pequeña comunidad de La Joya y la villa vecina de Guadalupe se llenaron de infinidad de personas dispuestas a asistir a la misa, a la comilona y a los diferentes eventos preparados para tal acontecimiento.
Pero tanto los padres como Rubí estaban un tanto abrumados. La prensa se agolpó en el lugar para transmitir lo que estaba ocurriendo en la famosa fiesta y tanto los padres como el tío de Rubí reclamaron un poco de comprensión por parte de los reporteros. La propia quinceañera dio las gracias a los asistentes desde los escenarios habilitados para la ocasión, pero lo cierto es que estaba francamente sobrepasada por el tamaño que había adquirido el acontecimiento. Y no es para menos.