irlanda

El culebrón de Apple con la Unión Europea acaba de tener un desenlace inesperado. Después de que los de Cupertino fueran condenados a devolver  13.000 millones de euros de impuestos no retribuidos a Irlanda, donde se encuentra su sede europea, ahora nos encontramos con que la decisión de la Comisión Europea acaba de ser recurrida oficialmente, pero no por Apple, sino por la propia Irlanda. El gobierno del paí­s, a través de su ministro de finanzas, Michael Noonan, dice estar «fundamentalmente en desacuerdo» con el fallo de la Comisión Europea, y la decisión de recurrirlo es su «única opción».

¿Por qué Irlanda se enfrenta a una decisión que en principio le supondrí­a una entrada tan enorme de efectivo, garantizándoles liquidez y estabilidad en la complicada era post-Brexit? La explicación es la siguiente: Irlanda tiene una polí­tica de impuestos bajos pensada para atraer inversión extranjera, dando trabajo y favoreciendo el crecimiento económico. Esto pasa por ofrecer a empresas punteras tratos fiscales que les salgan rentables, como es el caso de Apple, que decidió instalarse en Irlanda precisamente por ese acuerdo de impuestos. Apple llegó a pagar  entre un 1 y un 0,005% de impuesto de sociedades en lugar del 12,5% usual, desde mediados de la década de los 2000.

Apple resultados

Hay que añadir un dato: el fallo no busca responsabilidades sólo en Apple, sino que señala a Irlanda como un agente fundamental al ofrecer tratos fiscales preferenciales, algo que la Unión Europea considera ilegal. De esta manera, Irlanda no sólo está saliendo a la defensa de Apple, sino de todo un modelo económico que apoya y que le ha hecho crecer como ningún otro paí­s europeo en los últimos 15 años. Aceptar el fallo supondrí­a renunciar en el medio plazo a este modelo, ya que otras empresas se encuentran en situaciones similares. De hecho, Bélgica y Holanda han recibido multas parecidas por sus tratos con Starbucks o Chrysler, habiendo estos paí­ses recurrido del mismo modo que ha acaba de hacer Irlanda.

El gobierno norteamericano también se enfrentó a la medida apoyando a Apple, quienes argumentaban que pagaban lo que debí­an, pero lo hací­an en EEUU. Desde Washington se insiste en que la Unión Europea no debe tratar de quedarse con un dinero de impuestos que le corresponde a las arcas norteamericanas.

En medio de toda esta polémica, Apple no toma aún acciones, se dedica a presentar su nueva lí­nea de Macbooks y a continuar con su actividad como siempre. El proceso de apelación de un fallo puede tardar años hasta dar frutos en una u otra dirección, así­ que es normal que la compañí­a americana decida seguir su rumbo. Por otro lado, Irlanda ha dejado claro que está dispuesta a luchar por el modelo de negocio que considera adecuado y que todas las grandes empresas que quieran invertir en su paí­s serán bienvenidas gratamente. La Unión Europea no opina igual, eso también ha quedado patente.

 

 

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