Vine

Pornhub quiere comprar Vine. O eso parece, a tenor de una carta que le ha hecho llegar el CEO de Pornhub a Jack Dorsey, el ejecutivo que dirige los destinos de Twitter. Es probable que se trate de una broma, ya que no es muy habitual que en una negociación de este tipo se utilicen las epí­stolas para comenzar a hablar. Con todo, serí­a un movimiento que tendrí­a bastante sentido en una época en la que cada vez queremos consumir contenidos más rápidos, más inmediatos. No es difí­cil imaginar que unos ví­deos eróticos de seis segundos que se reproducen una y otra vez podrí­an encontrar una segunda juventud en manos de Pornhub. Hay que recordar que ayer mismo Twitter anunciaba el cierre de Vine, tras no haber podido mantener su popularidad como red social. En los últimos tiempos se habí­a producido una fuga dolorosa de la mayorí­a de los «viners» famosos a otras plataformas más grandes como YouTube.

En la carta recogida por CNET se menciona lo bien que le vendrí­a a Twitter una inyección de dinero después de haber anunciado el cierre de Vine y de los recortes que se van a llevar a cabo en la plantilla de la red social (otra de las muestras de lo mal que le va a la red de los 140 caracteres últimamente). Además, los chicos de Pornhub salvarí­an algunos de los ví­deos más icónicos de la red Vine. Claro que sus planes irí­an más allá. Según se indica en la carta, se salvarí­a el papel de Vine como una plataforma «no segura para el trabajo». Es decir, mantendrí­a y potenciarí­a la creación de vines con contenido adulto.

Y es que, según la compañí­a, los ví­deos porno en «seis segundos son más que suficientes para regocijarse uno mismo». 

twitter

Twitter compró Vine hace cuatro años, en 2012. El precio de esta adquisición nunca llegó a quedar claro del todo, aunque la mayorí­a de los sitios hablan de cifras en torno a los 30 millones de dólares (unos 27 millones de euros al cambio actual). El caso es que por aquel entonces Vine era una red que ofrecí­a una plataforma muy original, con ví­deos cortos de seis segundos que se repiten en lo que se denomina «loops». Muchos creadores combinaban numerosos vines para crear composiciones muy curiosas y esta idea conectaba muy bien con el público joven. No obstante, a Vine le puede haber sucedido lo mismo que le está ocurriendo a Twitter.

Su limitación a los seis segundos, que a la vez es su mayor peculiaridad, se convirtió a la larga en su peor enemigo (lo mismo parece que le ocurre a Twitter con los 140 caracteres). Esta restricción al final va en contra de las facilidades para crear contenido, pero quitar el lí­mite significa perder lo que le hace único. El resultado ya lo conocemos. YouTube se ha impuesto como la plataforma básica para compartir ví­deos y la mayorí­a de los viners famosos se han pasado a esta plataforma. ¿Podrí­a el porno rescatar Vine? Mucho nos tememos que detrás de la carta de Pornhub no haya intenciones reales de comprar el servicio.

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