Brújula

¿En qué pensamos cuando hablamos de un sexto sentido? Muchas veces nos viene a la mente algo relacionado con la intuición, que está muy ligada al instinto de supervivencia (la capacidad de detectar que algo no va bien o que un entorno puede ser peligroso, por ejemplo). Sin embargo, un cientí­fico estadounidense asegura que ha encontrado pruebas del sexto sentido en humanos y que se trata de una capacidad para detectar los campos magnéticos de nuestro planeta.

En la práctica, esto significarí­a que las personas contamos con una especie de sensores especiales que funcionan de manera similar a las flechas de una brújula, y que nuestro cerebro emite respuestas diferentes según los cambios que se produzcan en los campos magnéticos a nuestro alrededor.

Un estudio para comprobar nuestra capacidad de detectar los campos magnéticos

Joe Kirschvink, del Instituto de Tecnologí­a de California, ha llevado a cabo un estudio en el que pedí­a a los participantes sentarse dentro de una estructura llamada «jaula de Faraday», que está en total oscuridad y que aí­sla totalmente de las influencias electromagnéticas exteriores. A continuación los participantes fueron expuestos a un campo magnético puro, sin nada más.

Jaula Faraday

Durante el experimento, el cientí­fico Kirschvink utilizó tecnologí­a para monitorizar las reacciones de los participantes a nivel cerebral y entender así­ cómo cada individuo respondí­a a los cambios en la fuerza del campo magnético al que estaban expuestos. Por ejemplo: cuando el campo magnético rotaba en sentido contrario a las agujas del reloj, se registraba una reducción importante en las ondas alfa, lo que permite sugerir una influencia directa del campo electromagnético en las respuestas cerebrales de las personas.

Aunque en la comunidad cientí­fica muchos se han pronunciado con escepticismo sobre este tema, Kirschvink ha afirmado que no realizará más estudios y que sus conclusiones se van a publicar en los próximos meses. Sin embargo, el cientí­fico ha instado a otros profesionales a realizar otros estudios que puedan corroborar o refutar esta teorí­a.

Antecedentes en un estudio previo

Para su estudio, Kirschvink analizó las reacciones cerebrales de 24 participantes. Su idea se basó en un estudio anterior que sugerí­a que otros animales mamí­feros (en concreto, primates, zorros y perros) podí­an detectar cambios en el campo magnético gracias a una especie de sensores magnéticos situados en los ojos.

Este estudio fue llevado a cabo en el Instituto Max Planck y sus resultados se publicaron en Nature Scientific Reports. De momento se conocen pocos detalles especí­ficos sobre cómo funciona en realidad ese mecanismo de detección en los animales, aunque algunas teorí­as hablan de un tipo de receptores celulares que actuarí­an como las flechas de una brújula y que podrí­an contribuir a ese sexto sentido del que habla el cientí­fico Kirschvink.

Como curiosidad, se ha demostrado que los zorros tienen más éxito cazando ratones si se orientan hacia el noreste.

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