Nadie los espera. Están ahí y no tienen la menor intención de marcharse. Son los trolls, una especie que reside en redes sociales como Facebook o Twitter, pero también en la sección de comentarios de cualquier blog. Su objetivo es, clara y llanamente, el de amargar la existencia a los demás y particularmente, a un usuario en cuestión: el dueño de la cuenta de la red social o al autor del blog. Su modus operandi es claramente identificable, pero si tienes problemas para saber si un troll acaba de adentrarse en tu territorio, vamos a darte tres claves:
Clave número uno. Su misión es provocar. Quieren llamar la atención y para ello van a recurrir a las faltas de respeto. Habrán conseguido su cometido si el resto de usuarios o el propio atacado en cuestión entra al trapo.
Clave número dos. Su táctica es el acoso y derribo. Si está obsesionado con alguien, no parará hasta hacerle estallar. Esto incluye insultos, vejaciones y acoso. Él no tiene nada que perder.
Clave número tres. No tienen horario, ni fecha en el calendario. No les importa pasarse el día escribiendo comentarios amenazantes e insultos. No tienen otra cosa que hacer.
Vale, ya lo tenemos identificado. Y ahora, ¿cómo combatirlos? ¿Existe alguna manera de librarse de ellos? Por supuesto. Esto es todo lo que puedes hacer para dejar noqueado a cualquier troll.
- No contestes. Puede que te haya hecho perder la paciencia y que hayas escrito un comentario para terminar con él de una vez por todas, pero… ya te hemos dicho que los trolls no tienen otra cosa que permanecer ahí, al acecho. Olvídate de contestarle. No ganarás nada, porque no razonan y son verdaderamente inmunes a las críticas. Todo lo que intentes hacer de forma bienintencionada no te servirá de nada.
- Ignórale. En estos casos, es lo más sensato que puedes hacer. Tendrás que armarte de paciencia, porque si algo tienen los trolls es que son persistentes. Pero tienes que ser fuerte, ignorarle y esperar a que se canse. Porque se cansará (o encontrará una nueva víctima que sí entre al trapo). Tus enfados son su alimento, así que intenta no enfadarte o intenta, por lo menos, que no lo note.
- Bloquéale. Tanto si estás en Facebook, en Twitter o en un blog, tienes herramientas suficientes como para bloquear al usuario que te está molestando. De este modo, él ya no podrá leerte y tú tampoco lo verás.
- Denúnciale. Si te está insultando gravemente o está publicando tus datos personales, tienes que denunciarle. En primer lugar puedes hacerlo a través de la propia red social (incluye opciones de denuncia directa por acoso). En segundo, tienes que acudir a una comisaría de la policía para interponer la denuncia pertinente. Esta seguirá su curso y puede que más pronto que tarde, el acosador o troll quede desenmascarado y pague por lo que ha hecho. Ten en cuenta que estas conductas reiteradas pueden ser consideradas ciberacoso y esto no debe quedar impune.
Y tú, ¿has sufrido en alguna ocasión el ataque despiadado de un troll? ¡Cuéntanos tus experiencias en los comentarios!