5 razones por las que no deberí­as usar tu iPhone acostado

Que levante la mano quien no se despierta con su teléfono cada mañana y se va a dormir todas las noches con él. En un mundo cada vez más adicto a la tecnologí­a, el móvil se ha convertido en el mejor amigo del hombre. Sin entrar en un debate sobre si esto es bueno o malo, hoy os traemos un informe bastante curioso que da algunas de las razones por las que es mejor no usar un iPhone en la cama, ni siquiera una hora antes de ir a dormir. Según este informe, te podrí­a volver más tonto y además hacerte engordar.

Realmente, esto no es tampoco ninguna sorpresa. Todos los expertos llevan tiempo diciendo, que es mejor que no hagamos uso de nuestro teléfono antes de ir a dormir. Incluso, porque puede aumentar nuestro nivel de estrés, impidiéndonos coger el sueño. Ya ni que decir, si justo antes de meterte en la cama consultas el correo y te topas con emails atrasados de trabajo. Acabarás no pudiendo desconectar y, con mucha seguridad, no pudiendo pegar ojo en toda la noche. Uno de los defensores de esta teorí­a y que lleva tiempo investigando en ella, es el profesor de psiquiatrí­a Dr. Dan Siegel. Este psiquiatra explica lo que la falta de sueño hace en nuestra mente y en nuestro cuerpo. Seguro que cuando te enteres no te quedarán ganas de volver a coger un iPhone antes de irte a descansar.

En una breve entrevista para Business Insider, el Dr. Dan Siegel describe lo que sucede cuando estás navegando por la pantalla del iPhone, iPad o por tu teléfono Android a altas horas de la noche y la forma en la que cambia tu cerebro y tu cuerpo. Hasta el punto, de hacerte tomar decisiones incorrectas y ver como aumenta tu nivel de grasa corporal con el paso del tiempo. Cuando estás usando tu iPhone o tu Android en la cama, los fotones de luz que llegan hasta tus ojos le indican al cerebro que necesita mantenerse despierto. Es por esto que, cuando estás agotado y casi te quedas dormido mientras ves ví­deos o navegas, no llegas a hacerlo del todo. Usar el iPhone en la cama le indica al cerebro que no es hora de dormir.

Por otro lado, cuando duermes tus neuronas activas consiguen descansar, pero hay un problema aún mayor. El Dr. Siegel explica, que además del descanso que necesita tu cerebro, las células gliales, que se encuentran en el sistema nervioso, utilizan este tiempo para limpiar las toxinas que tu cerebro produce durante el dí­a. Lógicamente si no descansas lo suficiente, un mí­nimo de siete horas diarias de sueño, las toxinas no se eliminan completamente, lo que llega a afectar a tu capacidad cerebral (déficit de atención, problemas de memoria…). El doctor, va aún más allá, afirmando que, incluso, puede afectar a la capacidad de resolver los problemas diarios que te vayan surgiendo en tu jornada.

Cualquier persona que ha estado un tiempo considerable sin dormir puede dar fe de problemas a la hora de resolver algunos asuntos e, incluso, de su incapacidad para establecer conexiones simples entre causa y efecto. Desde gottabemobile nos muestran un ví­deo en el que se puede ver como un soldado raso del ejército, que probablemente está realizando maniobras con pocas horas de sueño, no se da cuenta de que su arma está sin munición y, lo peor, no puede entender cómo le ha sucedido.

Como decí­amos anteriormente, la falta de sueño puede provocar que tu metabolismo llegue a estar fuera de control, lo que puede ocasionar un aumento de peso. Así­ que, según el Dr. Dan Siegeles, la culpa de que te veas con algunos kilos de más puede ser de tu iPhone. Por si esto fuera poco, el NY Times publicó los resultados de un estudio realizado en el año 2013 en el que se llegó a la conclusión de que un cerebro somnoliento parece responder no sólo con más fuerza a la comida basura, también tener menos capacidad para frenar ese impulso que hay en él. Otro estudio encontró un mayor riesgo de obesidad entre los adultos y niños que duermen poco.

¿Hay solución? El Dr. Siegel asegura que estamos ante un grave problema, y el remedio está únicamente en manos de los usuarios. De este modo, se recomienda dejar un lado el teléfono a partir de las 9 de la noche y aprovechar, por ejemplo, para coger un buen libro antes de ir dormir, retomando viejas costumbres que parece que algunos han olvidado.