Parece que no todo está perdido para las Google Glass. Una nueva información de primera mano, dada por su actual encargado, Tony Fadell, volvería a dar esperanza a todos aquellos que quieren que este producto de Google siga hacia adelante. Parece, que entre las intenciones de Fadell están las de rediseñar las gafas inteligentes desde cero. Hace sólo unos días, os informamos que Google dejaba de vender su primera generación de gafas. Además, durante la presentación de sus resultados financieros, el CFO de la compañía, Patrick Pichette, ponía en entredicho el futuro del producto, insinuando que era mejor dejar de lado lo que no tenía planes de funcionar. Por si esto fuera poco, el pasado 19 de enero Google suspendía el programa Glass Explorer.
El equipo de desarrollo de las gafas en cuestión no querría abandonar este proyecto del todo y Fadell estaría considerando que lo más inteligente sería volver a rehacer toda la estructura principal para crear un buen producto de mercado. El objetivo de Fadell es no dar a conocer las nuevas Google Glass hasta que «queden perfectas». Con perfectas suponemos que querrá decir, hasta que se aseguren que pueden convertirse en un dispositivo con demanda, como por ejemplo ocurre actualmente con los smartwatches.
Si Google quiere lograrlo realmente tienen que cambiar algunas cosas. Una de las principales, es conseguir que se convierta en un dispositivo cómodo y manajable. Desde el principio, la mayor crítica que tuvieron tenía que ver, precisamente, con el hecho de que para muchos usuarios las Google Glass no tienen el mismo grado de comodidad que otros wereables actuales. Además, no se pueden plegar, algo que las hace vulnerables y muy complicadas a la hora de guardar. Otra de las quejas, se centraba en su autonomía. Se estima que la duración de su batería oscila entre las 3 y 5 horas, realmente una cifra bastante corta si, por ejemplo, la comparamos con la duración que ofrecen los relojes inteligentes, que suelen duras hasta un día.
Otra de las características que el equipo de Tony Fedell debería de revisar desde cero, sería la visibilidad de la pantalla cuando estamos en un lugar con mucha luz. Los que han probado las gafas, aseguran que es muy complicado poder usarlas en sitios en los que indice directamente la luz solar. Algunos, incluso, han bromeado al respecto, asegurando que para usarlas es necesario llevar una gorra o una sombrilla acoplada.
Pero quizá, el apartado que más en serio se debería de tomar la firma californiana si quiere que su producto funcione es el tema de la privacidad. En Estados Unidos, de hecho, es un problema que suele preocupar mucho. Según una encuesta realizara por Adweek hace poco menos de un año, nada más y nada menos que el 72% de los estadounidenses no usarían este dispositivo por temas de privacidad. Se trata de una cifra realmente alta si tenemos en cuenta que este estudio se le realizó a 1.000 consumidores americanos. Está claro, que a Google aún le queda bastante trabajo para hacer que sus gafas lleguen a funcionar del todo.