Decir que el Premio Nobel de Física 2014 ha sido entregado a los creadores de una bombilla puede parecer una broma de mal gusto en pleno siglo XXI. Pero no estamos hablando de cualquier bombilla: se trata de las bombillas LED (también conocidas como diodos emisores de luz), presentes a día de hoy en multitud de dispositivos tan cotidianos como los teléfonos inteligentes, los televisores o las cámaras. La entrega del premio ha tenido lugar esta misma semana, y los afortunados elegidos para recibirlo han sido los tres japoneses considerados como los padres de las bombillas LED azules: Isamu Akasaki (de 85 años de edad), Hiroshi Amano (de 54 años de edad) y Shuji Nakamura (de 60 años de edad).
El Premio Nobel de Física 2014 ha sido entregado por la Real Academia Sueca, reconociendo así a estos tres científicos japoneses su trabajo de «crear una nueva fuente de luz eficaz desde un punto de vista energético y desde un punto de vista ecológico«. El jurado ha calificado el descubrimiento de las bombillas LED azules de bajo consumo como «revolucionario«, e incluso afirman que «[este invento] supuso un éxito en un ámbito en el que todos fracasaron«. La ceremonia oficial de la entrega del premio tendrá lugar el próximo día 10 de diciembre en la ciudad de Estocolmo (Suecia) en un evento en el que los tres inventores japoneses recibirán un premio conjunto de 883.000 euros.
Pero la historia -o mejor dicho, el origen- de las bombillas LED (y, en concreto, las bombillas LED azules) comienza mucho antes de que estos científicos siquiera hubieran nacido. Para conocer las primeras referencias a esta tecnología tenemos que remontarnos a nada menos que el año 1907, una fecha en la que como curiosidad cabe destacar que todavía no había llegado al mercado el primer coche producido en masa, el Ford T. También hablamos de una época en la que habían pasado muy pocos años después de que Thomas Edison consiguiera, allá por el año 1879, que su primera bombilla luciera durante 48 horas seguidas. Dejando a un lado el contexto de esta época, el año 1907 fue la fecha en la que un científico inglés llamado Henry Joseph Round descubrió que los materiales inorgánicos pueden iluminarse si se les aplica la corriente eléctrica suficiente. Un descubrimiento interesante que, por suerte o desgracia, quedó apartado por otros proyectos más prioritarios.
Pasaron varias décadas desde el descubrimiento del científico inglés hasta que, en el año 1962, otro científico estadounidense llamado Nick Holonyak desarrolló el que está considerado como el primer diodo luminiscente rojo visible. A diferencia de los infrarrojos, el diodo emisor de Holonyak era visible al ojo humano, lo que llevó a sus competidores a denominarle incluso como «el mágico«. Aunque por aquel entonces se trataba de un producto que no tenía nada que hacer a la hora de competir contra el convencional foco incandescente, Holonyak marcó un antes y un después en la historia de las bombillas LED.
La siguiente parada en nuestro viaje en el tiempo tiene lugar en el año 1971. A medida que se iban desarrollando nuevos materiales semiconductores, las luces LED comenzaron a producirse en nuevos colores: verde, naranja y amarillo. Los años siguieron pasando sin que el LED llegar a suponer competencia para las bombillas tradicionales hasta que, en el año 1993, el japonés Shuji Nakamura desarrolló el primer LED azul perfeccionado hasta tal punto que fue este descubrimiento el que originó la verdadera expansión de las luces LED. Pocos años después (concretamente en el año 1998) se comenzó a comercializar el primer LED blanco (algo que Nakamura consiguió añadiendo fósforo al LED azul), consiguiendo así que por primera vez en la historia las bombillas incandescentes se enfrentaran a una competencia real y efectiva.
Pero de nada sirve conocer la historia de las bombillas LED sin conocer también la diferencia real de consumo de electricidad que suponen estas bombillas en comparación a las bombillas incandescentes tradicionales. Mientras que para conseguir una iluminación de 1.200 lúmenes en un espacio cerrado (una habitación, por ejemplo) se necesita una bombilla incandescente de 75 vatios, con la tecnología LED de bajo consumo únicamente se necesita una bombilla de 6 vatios. Tal y como afirma la Real Academia Sueca, «las bombillas incandescentes iluminaron el siglo XX; el siglo XXI será iluminado por lámparas LED«.
Hasta donde tengo entendido, el premio les fue otorgado por la invension del Led «azul», no de simplemente el Led. Este seria un nuevo modelo que incorpora una pelicula nanometrica que logra un menor desperdicio del brillo sin aumentar el consumo.