teclado

El teclado ha dejado de funcionar y no sabes qué ha pasado. No se te ha caí­do el café ni un refresco por encima, ni tampoco ha sucedido ningún otro percance. A simple vista no hay ningún motivo que lo explique. Hace un rato iba perfectamente y ahora ha dejado de hacerlo. O tal vez la última vez que encendiste el ordenador no notaste nada extraño. Lo primero es averiguar la causa. Si nada responde, sin importar la tecla que pulses, puede ser un problema de conexión. Eso puede ser probable sobre todo si de trata de un teclado externo. Por lo tanto, lo mejor es comprobar la conexión. Si es un teclado con cable, hay que asegurarse de que el conector está bien pinchado al puerto correspondiente del ordenador.

Si es un teclado sin cables, es necesario recordar que debe estar dentro del radio de alcance de la tecnologí­a inalámbrica de que se trate, por ejemplo, unos diez metros. Aunque no lleven cables, los teclados inalámbricos requieren que el receptor esté conectado al ordenador, generalmente al puerto USB, para poder comunicarse con la máquina. Nunca viene mal revisar la conexión. Otra situación habitual es que la baterí­a del teclado inalámbrico esté agotada, y haya llegado el momento de recargarla.

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Sea cual sea la clase de teclado, incluso los integrados en un ordenador portátil, puede verse afectado por problemas mecánicos que no están relacionados ni con la conexión, ni con la alimentación. Puedes pulsar la tecla de Bloq Mayús para ver si el indicador luminoso se enciende, y repetir la operación con la tecla de Bloq Num y la de Bloq Despl. Si el indicador luminoso correspondiente no se enciende y se apaga cuando pulsas alguna de ellas, puedes probar reiniciando el ordenador, para ver si el fallo se soluciona.

Cuando una o varias teclas no funcionan, pero sí­ el resto, conviene verificar que ningún objeto extraño se haya introducido debajo de las teclas. Basta con volcar y sacudir ligeramente el teclado o el ordenador portátil. También se puede efectuar una limpieza con un aspirador ajustado a la mí­nima potencia que tenga la boquilla de cepillo puesta; eso sí­, esta operación siempre hay que realizarla con el ordenador apagado. Otra alternativa más profesional es usar un bote de aire comprimido dotado de una fina cánula para realizar la limpieza, que está a la venta en tiendas especializadas en electrónica o en informática, y darle unas pasadas para eliminar los restos de suciedad.

Finalmente, el origen de los fallos puede ser el software. Los controladores del teclado pueden haberse corrompido o quedado desfasados. Eso se puede averiguar en el panel de control de sistema operativo. Por ejemplo, en Windows, es necesario entrar en el administrador de dispositivos, dentro del panel de control. En la lista, buscas el teclado; si a su lado hay algún sí­mbolo como un cí­rculo rojo o un triángulo amarillo, eso indica que el controlador no está correcto. Después haz clic con el botón derecho del ratón en el dispositivo afectado y selecciona Actualizar software de controlador. Windows puede buscarlo, pero cuando eso no es posible, es necesario actualizarlo manualmente Si no cuentas con una copia de seguridad del controlador del teclado, previamente tendrás que visitar el sitio web del fabricante para descargarlo.

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