A las discográficas no les gusta nada el intercambio de archivos por Internet (P2P). Lo consideran una grave amenaza para su negocio. Los internautas que usan las redes P2P son unos piratas y los programas software P2P son armas de destrucción masiva. La industria del disco hace valer sus derechos en los tribunales de todo el mundo, con una estrategia global basada en demandas que reclaman indemnizaciones por daños millonarias para amedrentar a usuarios y programadores. Sin embargo, los resultados judiciales no siempre les son favorables. Es el caso de las discográficas contra Pablo Soto, un informático creador de los programas Piolet, Bluster y ManolitoP2P.
El periplo judicial comenzaba en junio del año 2008 con una demanda presentada por cuatro grandes discográficas (Warner Music Spain, Universal Music Spain, EMI Music Spain y Sony BMG Music Spain) más la entidad gestora de derechos de autor que agrupa a los productores de música en España (PROMUSICAE) contra Pablo Soto y sus empresas. Los demandantes pedían 13 millones de euros en concepto de daños. En diciembre de 2011 se conocía la sentencia del Juzgado de lo Mercantil número 4 de Madrid, que desestimaba íntegramente las pretensiones de las discográficas demandantes y les condenaba en costas. El fallo coincide con la postura jurídica mantenida por la defensa: desarrollar una tecnología que los particulares pueden usar para el intercambio de música no es una infracción de propiedad intelectual.
Poco después, las discográficas y PROMUSICAE recurrieron esa sentencia ante la Audiencia Provincial de Madrid alegando que los programas para redes P2P de Pablo Soto incurrían en infracciones de derechos de propiedad intelectual (directas e indirectas) y además eran competencia desleal. La resolución del recurso se producía el 31 de marzo de este año 2014 y en ella los tribunales volvían a dar la razón a Pablo Soto. El juez ha considerado que no podían imputarse ninguna infracción directa, porque “ni efectúa la puesta a disposición de obras ni tampoco realiza acto alguno de reproducción de las mismas”. También queda descartado como facilitador; no hay infracción indirecta, porque en España no existe previsión legal que tipifique el alcance de la cooperación necesaria o de la complicidad en esta materia. Ni siquiera puede apreciarse competencia desleal, porque las actividades de Soto responde a una “iniciativa empresarial lícita” que se mueve en un mercado totalmente distinto al de las discográficas. Según el juez, “los portales P2P comercializados por los demandados son herramientas de carácter neutro, que se ofrecen a los usuarios de la red, como un nuevo instrumento técnico”.
Ahora, esa sentencia del pasado 31 de marzo de 2014 ha devenido firme, y seis años después, por fin, todo ha terminado. Como dice en propio Soto en su blog: “He ganado. Bueno, no he perdido”. Pablo Soto está considerado uno de los padres del P2P junto con el creador de Napster (Shawn Fanning) y con el de Gnutella (Justin Frankel). Soto ha desarrollado el software Piolet, para compartir ficheros de audio MP3 y OGG; Blubster, un programa P2P basado en su tecnología MP2P; y ManolitoP2P, un cliente mejorado para MP2P.