Parecía que la tecnología de los coches automatizados (es decir, coches sin conductor) todavía era algo lejano y difícilmente aplicable en un entorno con tráfico real. Pero la última prueba de Google nos acaba de mostrar que sus coches sin conductor ya son capaces de desenvolverse entre tráfico real. El «cerebro» de estos vehículos es capaz de reconocer cualquier objeto que pueda aparecer en la vía: desde otros coches hasta peatones e incluso conos en la carretera correspondientes a alguna obra.
La demostración, publicada en un vídeo de casi dos minutos de duración, revela cómo el coche automatizado de Google se desenvuelve a la perfección en una situación de tráfico real en la ciudad. El trayecto comienza en una carretera bastante despejada, y seguidamente el vídeo nos muestra una pantalla con la imagen exacta que ven los «ojos» del coche de Google. En esta imagen virtual podemos apreciar cómo el coche reconoce e identifica cualquier objeto en la vía, pero además también calcula de forma ininterrumpida la mejor ruta para cada situación. Por ejemplo, en el momento en el que este coche se encuentra con unos conos delimitando una obra, automáticamente modifica su ruta para seguir con el trayecto por la carretera.
El sistema de reconocimiento de la vía del coche automatizado de Google también dedica especial atención a los ciclistas. Además de reconocerlos como tales en la carretera, este coche también dispone de una tecnología capaz de identificar los movimientos del brazo del ciclista a la hora de indicar alguna maniobra. Es decir, si el ciclista que tenemos delante del coche indica con el brazo que va a girar hacia la izquierda -cruzándose por nuestro camino-, el coche automáticamente extrema la precaución para ceder el paso al ciclista.
En resumidas cuentas, estamos hablando de una tecnología que está avanzando a un ritmo mucho más rápido del que nadie se podía imaginar. A pesar de que este coche de Google ya ha recorrido cientos de kilómetros a lo largo y ancho de las autopistas de Estados Unidos, hasta el momento se pensaba que la gran dificultad sería la adaptación de la conducción automatizada en el tráfico real de una ciudad. Por lo que podemos ver en este vídeo, ese ha sido el menor de los problemas con los que se ha encontrado Google a lo largo del avance de este proyecto.
Precisamente, el verdadero problema con el que se encuentra -y con el que se va a encontrar en todo el mundo- este coche es la burocracia. Muchas zonas de Estados Unidos han prohibido terminantemente la circulación de este coche. Si analizamos la situación con cautela, podremos darnos cuenta de que este coche automatizado plantea muchas dudas: ¿quién sería el responsable de un accidente entre un coche automatizado y cualquier otro objeto? ¿Qué ocurriría si un coche automatizado atropellara a un peatón? ¿Quiénes serían los verdaderos responsables?
Si los colosos que poseen el control, sobre los beneficios con los accidentes, no encuentran ganancia en estos coches, para seguir cobrando seguros obligados. Será muy difícil que circulen sin poseer la perfección completa, con los respaldos requeridos para prever cualquier tipo de falla, pero el resultado obtenido es esperanzador en la ajuda para los incapacitados físicos y que decir para los amigos de Baco, que podremos tomar sin problema algunas copitas de más.