Nintendo está atravesando muchas dificultades para sacar adelante su consola de última generación, la Wii U. A pesar de ser la primera de las tres grandes marcas (Nintendo junto a Sony y Microsoft) que ha lanzado una nueva consola, los resultados de ventas de la Wii U han sido más que decepcionantes. La compañía japonesa ha tenido que recortar las previsiones de ventas de este equipo en un 69%, desde las nueve millones de unidades que planeaban vender en un año (hasta marzo) a una expectativa mucho menos optimista de apenas 2,8 millones de consolas. Y no es el único campo en el que ha sufrido un revés, ya que también ha tenido que bajar las previsiones de ventas de su consola Nintendo 3DS. Con todo esto, Nintendo ya ha avisado que prevé perdidas importantes en el cierre de su año fiscal.
La Wii U ha sido la primera de las consolas que ha dado el salto a la nueva generación, pero desde su lanzamiento ha despertado más dudas que elogios, y sus innovaciones no han conseguido convencer al mercado. Ni siquiera el hecho que haya sido la única (de la nueva generación) en estar en el mercado durante más de un año han permitido a la compañía japonesa conseguir los resultados deseados. Nintendo ha reconocido el fracaso, y ha tenido que recortar unas previsiones (que ya eran optimistas en su momento) de nueve millones de unidades vendidas hasta marzo por unas expectativas de ventas de apenas 2,8 millones de unidades. Esta cifra está un 69% por debajo de lo que se esperaba en un primer momento, e incluso se podría producir una nueva revisión en las próximas semanas de seguir esta tendencia. Según la propia firma, los principales motivos de este recorte se deberían a los malos resultados que han tenido las ventas tanto en el mercado estadounidense como en el europeo, a pesar de que se ha visto una ligera mejora durante la campaña de navidad.
Pero no es la única bajada que ha experimentado la compañía. También la Nintendo 3DS, en estos momentos el principal motor de la empresa en el mercado de las videoconsolas ha visto como sus expectativas de venta se reducían desde los 18 millones hasta los 13,5 millones, un importante descenso que muestra el mal momento que vive la compañía del eterno Super Mario. O la previsión de venta de juegos, que se reduce a la mitad desde 38 millones hasta 19 millones.
Esta caída en las ventas tendrá un serio reflejo en los resultados fiscales de Nintendo. La firma japonesa pasará de unas previsiones de beneficios de 500 millones de dólares a unas pérdidas de 240 millones de dólares (unos 177 millones de euros). Pero lo más preocupante para la compañía es perder la guerra por la nueva generación de consolas, y más teniendo en cuenta lo mucho que se están alargando los nuevos lanzamientos (unos siete años en la última generación). La compañía tendrá que luchar para cambiar esta situación, o bien apretando para conseguir lanzar al mercado juegos que atraigan a los usuarios, o bien desarrollando una nueva consola para atajar esta falta de interés del público.