Steve Jobs era, para muchos, un ser prácticamente espiritual. Era dueño de una de las empresas más elitistas del planeta, pero no se le había visto nunca con una vestimenta lujosa. Su combinación preferida, por lo menos de cara a los medios, era la de un sobrio pantalón tejano y un jersey negro de cuello vuelto. También era vegetariano, pero de los de verdad. Los rumorólogos abonados al sensacionalismo cuentan que el fundador de Apple cumplía con una dieta realmente estricta y rara. De hecho, el hombre más idolatrado por los fanáticos de esta compañía tecnológica podía aguantar largas temporadas comiendo alimentos tan asequibles como la zanahoria, la col o los espárragos o incluso alimentándose únicamente con frutas, lógicamente manzanas, entre otros alimentos alejados del lujo y la ostentación. Pero, ¿todo era sobriedad y sencillez en la vida de este abanderado de la tecnología? Pues bien, todo apunta a que no. Y sino fijaros en la información que se ha dado a conocer sobre el polémico yate que encargó el magnate meses antes de fallecer.
El yate es la viva imagen de la opulencia. Según informan distintos medios, habría sido bautizado como Venus y contaría con 80 metros de eslora. Para que te hagas una idea, el yate más grande del mundo mide 162 metros y es propiedad de Roman Abramovich, famoso magnate ruso del petróleo. El tamaño de la embarcación de Steve Jobs, como ves, no estaría nada mal para el caso. La gran mayoría de yates de lujo, de hecho, tienen como media entre 120 y 140 metros de eslora. El líder de Apple tampoco se habría quedado atrás. Jobs trabajó directamente en este proyecto privado y personal, añadiendo al yate un montón de características propias de la filosofía Apple: una anatomía sobria, elegante y minimalista, pero con mucha tecnología en su interior. Alta tecnología que se aplicaría, por ejemplo, en la integración de siete iMacs de 27 pulgadas en la cabina de mando, útiles para controlar el rumbo de la embarcación y, cómo no, el bienestar de sus pasajeros. El exterior estaría trabajado en aluminio, como la carcasa del último iPhone 5, y se habría prescindido de un montón de características innecesarias bajo el juicio de Jobs.
La polémica que envuelve el yate de Steve Jobs no es nada nueva. Hace unos meses nos enteramos de que la construcción y adaptación de la embarcación ya había terminado y que el trabajo se mostró a la viuda e hijos de Jobs. Cuentan que tuvieron el detalle de regalar un discreto iPod Shuffle al personal del barco, con una tarjeta de agradecimiento que rezaba lo siguiente «Gracias por vuestro duro trabajo y destreza».
En conversaciones reveladas en su biografía, se muestra a un Steve Jobs preocupado por el diseño y el cuidado de los materiales, así como por el perfeccionamiento de este objeto de auténtico lujo, algo que, sin lugar a dudas, no casa con el carácter sobrio y discreto que la opinión pública le otorgaba a Jobs. Esta es, de hecho, la pura demostración de que las grandes fortunas pueden cambiar los gustos, preferencias y el carácter de cualquiera, aunque en estos casos siempre deba aplicarse la salomónica premisa de «cada uno con su dinero hace lo que quiere».
Pero examinemos de cerca los números. Steve Jobs habría aprobado un presupuesto de 150 millones de dólares, unos 113 millones de euros al cambio actual, que finalmente habría quedado en 100 millones, lo que sería una factura final de 75 millones de euros. En los últimos tiempos, ha sido archiconocida la polémica del encargado de diseñar la embarcación por dentro, un tal Philipee Starck, que ha demandado a la familia porque esperaba recibir 9 millones de euros por su trabajo. Los herederos de Steve Jobs, por su parte, dicen que Starck solo tendría que recibir el 6% del precio global de la embarcación, detalle con el que el diseñador no estaría muy de acuerdo. La polémica sigue, pero los familiares del fundador de Apple ya han logrado levantar el embargo que pesaba sobre la embarcación por orden de un tribunal holandés. Resuelto este embrollo judicial, el Venus podría empezar a surcar los mares con los herederos de Jobs a bordo y una estrella guía: la del hombre que nunca demostró su ostentación en público. Supo, al parecer, guardar las formas y cumplir a pie juntillas aquél refrán que dice que además de honrada, la mujer del César debe parecerlo.
Es el yate mas feo que he visto en mi vida.
queria dedicarse a viajar segun dijo una ves a su retiro pobre jobs… talves sea feo ese yate pero pienso que cuando te toca irte no hay dinero ni nada en el mundo que te salve de ese viaje solo de ida……… q.p.d
Mientras Bill Gates dedicaba gran parte de su fortuna a ayudar al mundo, Jobs se gastaba 75 millones en un capricho. Con ese dinero podría haber financiado un estudio para estudiar la posible cura de su enfermedad. Zas..toma karma..!!
Cada kien hace lo ke kieres con su dinero, huele a envidia
Si, es feo de cojones
Si, debió dedicar ese dinero a buscar una cura
Un tal Philipee Starck ? Madre mia. Si, un tal… Vamos como decir el hijo del vecino y no uno de los mejores diseñadores del mundo