ikea knappa

Las cámaras fotográficas de cartón no son ninguna novedad. Durante años ha sido posible encontrarlas en establecimientos especializados en fotografí­a y en las tiendas Lomo. Incluso las tiendas japonesas Muji, repartidas por todo el mundo, tení­an su propio ejemplar. Eso sí­, eran cámaras analógicas, que exponí­an la imagen sobre pelí­cula fotográfica, o incluso sobre papel fotográfico. Además era una práctica común en los cursos de fotografí­a, que los alumnos creasen su propia cámara estenopeica, que en lugar de un objetivo tienen una pequeñí­sima perforación del tamaño de un alfiler. La gran novedad de Knappa, la primera cámara creada por Ikea, estriba en que es digital.

No todo es cartón, hay electrónica y chips. Tiene un pequeño objetivo de cristal orgánico (es decir, plástico), y guarda las imágenes en su memoria interna. La cámara no viene ensamblada. Siguiendo la filosofí­a de la compañí­a, es el propio usuario quien debe montar la cámara e insertar las pilas en el compartimento correspondiente. Y aquí­ es donde nos deja pasmados. No viene con una llave allen. Las dos partes se ensamblan mediante tornillos philips con tuerca, y para ello el paquete incluye un pequeño destornillador de ésos comúnmente conocidos como de estrella. La máquina funciona con dos pilas de tipo AAA, aunque puede trabajar con baterí­as recargables. En realidad, su principal limitación no es la autonomí­a.

ikea knappa

Esta divertida creación del diseñador Jesper Kouthoofd sólo almacena las imágenes en su memoria interna. Lleva muy poquita memoria, y no se puede ampliar. Es un producto de precio muy reducido -como es habitual en Ikea-, aunque todaví­a no lo han revelado. Lo que sí­ se sabe es que ofrece capacidad de almacenamiento para apenas 40 imágenes. Por cierto, la idea que se esconde detrás de esta cámara es que los usuarios tomen fotos de sus muebles y las compartan en la página de Ikea. Las fotos no son nada del otro mundo, pero como son para publicar en la web, tampoco importa demasiado. El sensor de imagen es de sólo 2,3 Mpx.

El montaje es muy sencillo. Sólo hay que doblar los dos cuerpos de la cámara y apretar los tornillos tras haber colocado en su sitio las pilas. El visor no es nada del otro mundo. Nada de pantallas LCD táctiles, ni visores electrónicos. En realidad es una simple ventana cuadrada troquelada en el cartón. Debajo está el objetivo, un pequeño menisco de plástico, y a la derecha está el botón de disparo. El funcionamiento tampoco tiene demasiadas complicaciones. Hay que apretar el botón de disparo durante dos segundos hasta que el diodo situado en la parte delantera empiece a parpadear con luz verde. Además parpadea ocho segundos durante el procesado de las imágenes, y mientras tanto queda bloqueada, y no puede hacer fotos. Transcurridos esos ocho segundos, puede hacer la siguiente foto. Para apagar la cámara sólo hay que apretar el disparador durante cinco segundos. Si no la usas durante un minuto se apaga sola. Luego, las imágenes se descargan en el ordenador a través de un conector USB. No es necesario que la cámara esté encendida para pasar las fotos.

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