USB, ¿qué es y para qué sirve? 1

Aquí­ el ordenador, aquí­ el teclado. Encantados de conocerse. Y con ganas de empezar a trabajar juntos. Pero, ¿cómo? No basta con presentarles. Hay que conectarlos. Y sí­, todaví­a se usan los cables en muchos casos. Antiguamente cada uno de estos accesorios para el ordenador tení­an un cable terminado en una conexión diferente. El teclado, un final de cable. El ratón, otro. La impresora, el suyo propio. Afortunadamente, en 1996 se juntaron 685 empresas de todo el mundo para crear un único tipo de conexión para todos los periféricos (teclado, ratón, impresora, etc). ¿El objetivo? que todos se conectaran con el mismo tipo de enchufe. Más que nada porque así­ sólo habrí­a que colocar varias entradas iguales en el ordenador. Aquí­ es donde nació el estándar USB (Universal Serial Bus) que, parafraseando a Alejandro Dumas, nace bajo el lema «Uno para todos y todos para uno».

Hoy las conexiones USB han traspasado el mundo de la informática. Los televisores llevan entradas USB. Así­ podemos conectar un disco duro o un lápiz de memoria con fotos o música y reproducirlos en la tele. Las más avanzadas, también son capaces de reproducir pelí­culas o, incluso, de usar esos discos duros externos y esos lápices para grabar programas de la tele. Y, todo, gracias a que se entienden a través de una conexión USB. Los últimos equipos DVD y Blu Ray de salón, no se entienden sin un conector USB. Gracias a estas entradas, ampliamos las posibilidades de los ví­deos actuales. Estos equipos, también nos permiten ver y grabar ví­deo, reproducir música o ver en la tele las fotos que llevamos en un lápiz de memoria.

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Igual que las teles o los ví­deos, muchas cámaras de fotos se conectan por USB a la tele o al ordenador. Los móviles, las tabletas llevan entradas USB para  intercambiar archivos o para recargar la baterí­a. Las entradas USB también han llegado al auto-radio del cohe para oir música, a la consola de videojuegos o a los juguetes más tecnológicos.

Está claro que el USB está entrando en todos los electrodomésticos. Quizás por esto, los pequeños lápices de memoria y los discos duros externos con conexión USB, son los equipos que preferimos hoy para llevar música, fotos o ví­deos a cualquier parte. Son como los CDs o los DVD que usábamos el siglo pasado, pero con mucha más capacidad y con la ventaja que se pueden conectar casi a cualquier pantalla del hogar. Según Jeff Ravencraft experto de la empresa Intel en USB, en 2008 habí­a más o menos, 6.000 millones de aparatos en el mundo con conexion USB y, cada año, se venden 2.000 millones más.

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El USB, de alguna forma, me recuerda a los enchufes de la luz. Están por todas partes y sirven para conectar casi todo. Se podrí­a decir que el USB es el enchufe de los gadgets y aparatos. Hoy en dí­a (casi) todos acaban así­. Con un bloque rectangular que tiene un agujerito, listo para enchufar al ordenador, a la tele, al ví­deo, a la  consola, a la cámara o al teléfono móvil. Y, sobre todo, con el USB todo funciona al instante.

Si hablamos de un ordenador, no importa que enchufemos un teclado o un ratón. Una impresora o una camara web para hacer videoconferencias. Y, da igual si el ordenador es Windows o Mac. La conexión USB ya es un estándar universal y funciona a las mil maravillas.

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La velocidad del USB

Con el primer estándar USB (1.0) que se aprobó en la década de los 90, la conexión eran suficiente para conectar un ratón, un teclado o una cámara sencilla al ordenador, pero resultaba demasiado lento para intercambiar archivos o para reproducir ví­deo de alta calidad. La información se moví­a a una velocidad máxima de 1,5 Mbps (192 KB/s). Para hacernos una idea, con esta conexión USB 1.0 tardábamos casi seis horas en pasar una pelí­cula de alta definición (en formato Internet) al ordenador.

Pero el USB no se quedó en ese punto. Cada pocos años se renueva con versiones más rápidas. Versiones que aumentan la velocidad a la que pueden viajar los datos a través de estos cables USB. Al estándar 1.0, le sucedió el USB 1.1 que mejoró la rapidez hasta 12 Mbps (1,5 MB/s). Aquí­ las seis horas para pasar la pelí­cula se quedaron en algo más de 44 minutos.

Hoy en dí­a, el estándar más extendido es el USB 2.0, un formato que transmite los datos a una velocidad de 125Mbps (16MB/s) y permite, por ejemplo, pasar aquella pelí­cula en alta definición en 4 minutos. El siguiente paso para mejorar la velocidad del las conexiones USB llegó el año pasado con el USB 3.0. Es diez veces más rápido que el actual 2.0 y alcanza unas velocidades de 4.8 Gbps (600 MB/s) y podrí­a conseguir un récord traspasando la misma pelí­cula en poco más de seis segundos. Todas estas mediciones de velocidad son teóricas. En la práctica pueden variar.

En 2012, la mayor parte de los equipos llevan ya el puerto USB 3.0. Una versión renovada de esta conexión que reduce el tiempo de espera para cualquier operación. Eso sí­, a la hora de comprar un gadget que tenga una salida USB 3.0 hay que valorar si tenemos un ordenador adaptado ya al formato más actual. Y, en cualquier caso, un cable USB 3.0 también funciona en una entrada del ordenador USB 2.0. Aunque, claro está, en ese caso a la velocidad del 2.0.

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USB, miniUSB y microUSB, los tres mosqueteros de las conexiones digitales

Al final del cable, el extremo que hay que conectar al ordenador es este USB que comentamos. Pero al otro extremo del cable podemos encontrarnos con dos variantes. La diferencia entre las dos es el tamaño. Una de ellas se llama mini USB y la otra es bastante similar y se conoce como micro USB. El mini USB suele encontrarse con mayor frecuencia en cámaras de fotos, reproductores de música, discos duros externos y otros pequeños gadgets.

Por su parte, el micro USB aparece en casi todos los teléfonos móviles inteligentes. Gracias a esta conexión, podemos pasar un trabajo del colegio del ordenador a la impresora para que lo imprima, por ejemplo. O que las teclas que suavemente pulsamos en el teclado, se conviertan en palabras escritas en el correo electrónico que estamos escribiendo. Y es que este cable USB transmite datos. Que pueden ser fotos, ví­deos, textos, o un dibujo. Pero el cable USB no sólo sirve para que funcionen los aparatos que conectamos al ordenador. El cable USB también permite pasarle una pequeña corriente eléctrica al dispositivo de turno. De esta manera, el cable USB puede usarse para cargar la baterí­a.

Esto ha resultado tan práctico, que la Unión Europea, a finales de 2010, aprobó una normativa que obligarí­a a que todos los teléfonos móviles contaran con un puerto micro USB que sirva para cargar la baterí­a. De esta manera, desde el año pasado, todos los móviles vienen con un cargador universal con este puerto, acabando con el problema que supone tener un alimentador distinto para cada móvil.

Ah, por cierto. Por si alguno se ha quedado con la duda. USB son las siglas de Universal Serial Bus (en castellano, Bus Universal en Serie). Para lo que nos importa, es uno de esos inventos que nos hace la vida más fácil. Uno de esos inventos que nos permite llevar a cualquier parte y a cualquier pantalla, todo tipo de archivos digitales, incluidas las fotos, los ví­deos o la música.

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