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La Stop Online Piracy Act,  es el último intento de la industria norteamericana del cine y de la música por extender una censura al estilo coreano por todo el planeta. Un invento tan represivo que convierte la ley Sinde en una tonterí­a de meros aficionados Es cierto que es una ley local que sólo se aplicarí­a en los Estados Unidos, pero allí­ es donde residen la mayorí­a de los portales, buscadores, servicios de alojamiento, innumerables páginas y otro tipo de proveedores de servicios. SOPA pretende censurar Internet bajo el pretexto de proteger el derecho a la propiedad intelectual. Pretende destruir aquellas páginas y portales que alberguen contenidos protegidos por derechos de autor. También van a acabar con las webs que contengan enlaces, e incluso enlaces de enlaces de enlaces.

Desgraciadamente, si llega a aprobarse esta ley se abre una caja de Pandora que acabarí­a con la libertad en lí­nea, porque el problema es que las grandes corporaciones del cine y de la música, habilitadas por esta ley, podrán pedirle a Google, o a cualquier proveedor de acceso a Internet que bloquee las direcciones DNS de una página que ellos consideran viola el copyright. Y no tienen que dar ningún tipo de explicaciones. Sólo solicitarlo. Las páginas, los proveedores de acceso, incluso las entidades encargadas de la gestión de las DNS, están obligadas a cumplir con el requerimiento en un plazo máximo de cinco dí­as. No importa si una página es inocente y la denuncia es falsa, como ha ocurrido recientemente en el conocidí­simo caso de Universal contra la canción de Megaupload. Los de Universal simplemente censuraron la canción en el portal de video YouTube porque no les gustaba.

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Además pueden solicitar cierto tipo de medidas judiciales en una especie de loca carrera buscando ví­ctimas colaterales. Pueden exigirle a los proveedores de publicidad que no pongan sus anuncios en las páginas acusadas de violaciones de copyright, y lo mismo ocurre con los servicios de pago como Paypal, o incluso VISA, que se verí­an obligados a no prestar servicio para las páginas denunciadas. Si los proveedores de acceso a los portales se niegan a bloquear determinadas páginas, entonces la ley norteamericana les considera cómplices y serán llevados a juicio.

Las páginas acusadas no tendrán derecho apelación, defensa o respuesta en primera instancia, y su unica posibilidad es entablar a posteriori un larguí­simo proceso judicial que puede durar años. El bloqueo no sólo va a ser sobre páginas norteamericanas. El bloqueo se producirá en buscadores norteamericanos como Google o Yahoo, pero será sobre páginas alojadas en cualquier parte del mundo. Es como si se hiciera responsable a un banco de que uno de sus clientes haya colado un billete falso de cinco euros, y en consecuencia cerrar el banco y prenderle fuego.

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El promotor de esta nefasta ley es un oscuro congresista llamado Lamar Smith, que por lo único que se caracteriza es por recibir sustanciosas contribuciones de campaña por parte de la industria del cine, la música y la televisión, y por eso se ha convertido en ponente y principal defensor de esta ley. Hace apenas cinco dí­as intentó que fuera aprobada en el Congreso norteamericano, pero tras 11 horas de discusiones no consiguió llevarlo adelante, y decidieron dejarlo para la siguiente ocasión. Hollywood no ha perdido el tiempo y ha forzado una nueva votación para mañana. La comunidad de Internet en todo el mundo está horrorizada, porque saben la que se avecina.

Entre otras cosas, porque la SOPA da inmunidad total a las empresas que denuncian las páginas sospechosas, pero también a los portales, a los buscadores, y a las empresas de medios de pago que colaboren con las denuncias. Si luego resultan ser falsas o están equivocadas, no pasa nada. Amnistí­a total. Nadie tiene ningún tipo de responsabilidad civil sobre los daños producidos. Y la ví­ctima, que se fastidie, que no se hubiera metido en negocios en Internet.

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