El pasado jueves, Facebook anunciaba nuevas prestaciones de seguridad para su red social, como una aplicación para generar contraseñas y los amigos de confianza o ángeles de la guarda. Es su blog oficial, el equipo de seguridad de la compañía ofrecía diversos datos estadísticos acerca de las amenazas que registran y mostraba un esquema del funcionamiento de la seguridad en esa red social.
El equipo presumía de que menos del 4 por ciento de los contenidos que se comparten en Facebook es spam, frente a más del 89 por ciento de los mensajes de correo electrónico. Pero al lado de estos datos tan favorables hay otro que llama la atención y que resulta preocupante: un 0,06 por ciento de los más de 1.000 millones de accesos diarios están comprometidos. O dicho de otra manera, hay más de 600.000 intentos diarios de acceder a cuentas de Facebook por parte de personas ajenas que han robado la contraseña o la han adivinado.
El robo de la contraseña de Facebook es un peligro serio que abre la puerta a todo tipo de ciberdelitos, como fraudes, estafas o ciberacoso. Por ejemplo, delicuentes que se hacen pasar por un pariente cercano para pedir un préstamo o exparejas que claman venganza y cuelgan vídeos privados. En otras ocasiones, son los compañeros de colegio quienes publican fotos humillantes para mofarse de otro niño.
A menudo, tras un acceso no autorizado, el usuario legítimo se queda sin poder acceder a la cuenta porque el ciberdelincuente cambia la dirección de correo electrónico y la contraseña; la cuenta queda secuestrada. Para tratar de paliar estas situaciones, Facebook ha presentado la función de amigos de confianza, de modo que el usuario puede nombrar a entre tres o cinco amigos que puedan ayudarle si le secuestran la cuenta. La idea es que la red social envíe un código de recuperación a esos amigos para que se lo pasen al usuario legítimo. Sin embargo, nada impide que el secuestrador de la cuenta además cambie los amigos de confianza.
