Ayer lunes la semana se abría con una sonada adquisición. Google compra Motorola Mobility, la antigua división de móviles del fabricantes estadounidense de telecomunicaciones, desgajada a principios de este año. Transcurridas apenas veinticuatro horas del anuncio, ya han corrido ríos de tinta sobre una operación valorada en 12.500 millones de dólares (8.700 millones de euros).
Muchos analistas se han centrado en el impacto que dicha compra puede tener sobre el mercado de los smartphones y las tabletas, o en los efectos sobre el ecosistema de Android. El propio Presidente de Google, Larry Page, ha explicado que la “adquisición de Motorola aumentará la competencia y fortalecerá la cartera de patentes de Google, para proteger mejor a Android de las amenazas anti-competitivas de Microsoft, Apple o otros”, en clara referencia a la guerra de patentes. Sin embargo, Motorola Mobility es más que un fabricante de teléfonos móviles; es líder en descodificadores de televisión.
El dominio del negocio de las soluciones de vídeo y los dispositivos de entretenimiento doméstico abre la puerta a los televisores del hogar. Allí Motorola goza de una posición privilegiada como suministrador de set-top boxes para operadores de televisión, especialmente de cable. Ese mercado actualmente está experimentando una transición tecnológica desde los descodificadores tradicionales a los basados en Internet.
Google puede servirse de Motorola para introducir Google TV y Android en los salones de las casas. Ahora mismo la situación de la plataforma de televisión web de Google es crítica. Valedores como Logitech y Sony, prácticamente están regalando sus aparatos de primera generación, y la segunda generación, basada en aplicaciones de Android Market para Google TV, tampoco está cuajando.
Descodificadores con Android compatibles con Google TV y capaces acceder a Internet pueden simplificar la adopción de nuevas aplicaciones entre los operadores de televisión. Lo habitual en las set-top boxes son los sistemas operativos propietarios. Asimismo, una base mayor de aparatos también animaría a los desarrolladores para crear aplicaciones para Google TV. Lo que está por ver es cómo van a reaccionar los operadores de televisión de pago, si estarán dispuestos a ofrecer su programación en directo y sus vídeos bajo demanda junto a servicios en línea como Netflix.
Los días de la televisión por suscripción están contados.