Era de esperar que se tomaran medidas. Andrew Cuomo, fiscal general del estado de Nueva York, Estados Unidos, ha interpuesto una demanda contra Intel por establecer un monopolio en el mercado mundial de microprocesadores con tácticas tan poco elegantes como amenazas y pactos ilícitos. Según Cuomo, ha vulnerado durante años las leyes anti-monopolio mediante «cohecho y coerción» que rigen a nivel federal para mantener su hegemonía.
No es la primera vez que Intel se encuentra en un brete judicial. En Europa, la Comisión Europea le impuso una multa histórica de 1.060 millones de euros por abusar de su posición de poder para expulsar a sus competidores del mercado. Ahora, Cuomo tendrá que demostrar que incurre en prácticas ilegales si lo que se pretende es que sea sancionada desde su propio país.
El fiscal culpa al gigante informático con sede en California de «estrangular» el mercado. Lo haría a través de contratos con empresas fabricantes de equipos, como Dell y Hewlett Packard, para que utilicen en exclusiva sus microprocesadores. A cambio, les ofrecerían cifras cercanas a «miles de millones de dólares». Una situación que perjudica a sus competidoras pero, sobre todo, a los usuarios. Un juego sucio que le habría servido para copar un 80% del mercado de chips para ordenadores.
También la acusa de mantener una actitud soberbia. Algo que cuadra si se tiene en cuanta que la UE volvió a aplicarle sanciones económicas de 280,5 y 899 millones de euros por incumplir las disposiciones correctoras que había decretado. Su principal víctima en el mercado europeo es AMD, también productora de microprocesadores y responsable de la gama Athlon.
En palabras del fiscal, no sólo limita a «potenciales competidores«, sino que su conducta también ha perjudicado «a los consumidores a quienes se les negó el acceso a mejores productos y precios más bajos«. Cuomo ha presentado la denuncia en la corte federal de Delaware. Exige que la compañía termine con sus prácticas abusivas y que pague una indemnización por los daños causados. Por su parte, Intel lo niega todo y asegura que los clientes se han «beneficiado» de costes pequeños y de tecnologías innovadoras. Sin embargo, será la justicia de Nueva York la que tenga la última palabra al respecto.
Vía: elmundo.es