Esta pantalla pertenece a la familia Z1 de Panasonic, la élite de imagen de la casa. Por ello lleva en el frontal un panel de última generación NeoPDP, capaz de ofrecer colores brillantes y vivos, pero naturales, y un contraste increíble. La casa ha hecho ciertos ajustes sobre la descarga de las celdillas, de manera que permanecen algo menos de tiempo encendidas, y esto no sólo mejora el contraste sino que además reduce el consumo energético. Para más inri, han trabajado tanto los aspectos de la muestra de vídeo que los chicos de THX han caído rendidos a sus pies y le han otorgado la codiciada certificación THX. Esto le ha permitido a la japonesa crear una zona especial dentro del menú donde los más aventurados podrán hacer ajustes finísimos con la imagen.
La mayoría de la electrónica de sintonización se haya alojada en una caja multimedia de pequeño tamaño. La comunicación entre la pantalla y la caja se lleva a cabo de forma inalámbrica. Entre ambos no debe haber una distancia mayor de 10 metros. La trasera de la pantalla de plasma está más lisa y despoblada en la cabeza de Mortadelo, y la conectividad se ha trasladado a la caja multimedia. Esto ha permitido crear un panel de poco menos de 2 cm y medio de grosor, un prodigio de delgadez. Ya no se trata de colgar un cuadro en la pared. Se trata de fijar un póster con chinchetas. Por su parte, el sonido no logra emocionar del todo aunque el fabricante lo intenta. Lo mejor de todo sigue siendo la imagen, especialmente cuando procede de fuentes de alta definición.
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