La crítica ha favorecido este televisor de Loewe que sigue de actualidad. No se trata sólo de que su aspecto siga siendo inmejorable. Es que la electrónica está a la altura de las mejores. Las imágenes que ofrece su panel de 42 pulgadas en alta definición es excelente, con colores reales y un contraste plagado de detalles en las sombras. Es cierto que utiliza las mismas piezas y componentes que muchos otros fabricantes, pero el control de calidad es, tan exigente que roza lo paranoico, y el diseño electrónico es fruto de miles de horas de trabajo intensivo. El resultado es esta pantalla, tan atractiva que merece figurar en los museos de diseño.
Está disponible en diversas versiones, desde la más básica y sencilla con su sintonizador para la televisión digital terrestre que además trabaja con satélite y cable, hasta la versión más completa, que se caracteriza por una conectividad de red exhaustiva, programas de gestión de contenidos dignos de un ordenador Media Center, y un disco duro con capacidad para cientos de horas de grabación. Es mucho más caro que otros televisores pero hay muy pocos que estén a su altura.
