No falla, los audiofilos no lo dudan. Los grandes locos por el audio de calidad rinden pleitesía a McIntosh. McIntosh es una marca de culto para una minoría de entendidos y una gran desconocida para la mayoría.
No tiene nada que ver con Apple Macintosh ni con la manzana, esta firma de sonido de elite tiene unos laboratorios de Binghamton, al lado de Nueva York, donde llevan años creando equipos de sonido de altísimo nivel (y pecio) que se han convertido en referencia para el resto de marcas.
La marca neoyorkina lleva años, declarando que sigue buscando el mejor sonido posible y la realidad es que a McIntosh se le considera como una firma de referencia en cuanto a este tipo de equipos de música. Unos equipos que se fabrican de forma casi artesanal y con acabados elegantes.
Ahora la marca cumple 60 años y, aparte de autoproclamarse como «legendarios», han decidido celebrarlo reeditando dos de sus productos más clásicos. Se acaba de presentar una edición especial del amplificador de tubo MC75 y del pre amplificador C22. Ambos fueron diseñados en los años sesenta (el sidlo pasado) y ahora se han vuelto a relanzar manteniendo su diseño, pero añadiéndole las prestaciones típicas en un equipo del siglo XXI.
Serán sólo 120 unidades numeradas las que se pongan a la venta, y cada una viene con un libro en el que se explica la leyenda de la marca. Su fundador trabajaba en la fabricación de televisiones y comenzó a notar que el comportamiento de sus dispositivos de audio podía mejorarse. Se puso manos a la obra y creó un prototipo, el famoso 500w-1, un producto que se convirtió, hasta hoy en una inspiración para los fabricantes de amplificadores.
El grandísimo inconveniente a tantos elogios es que la calidad y la exclusividad hay que pagarla, y el gusto por lo retro está muy de moda pero tampoco es barato, el resultado es que cada uno de los aparatos sale por 15.000 dólares de nada, unos 11.400 euros al cambio actual.