Ecotricity Greenbird. Es el nombre de un nuevo vehículo que se ha convertido en un récord mundial. El pasado 26 de marzo el Greenbird alcanzó los 202 kilómetros por hora en el desierto de Nevada con la ayuda de un combustible altamente ecológico: la fuerza del viento. Un tal Richard Jenkins contruyó el coche a lo largo de diez años para convertirse en el vehículo eólico más veloz del planeta.
Para la fabricación del Greenbird se ha usado fibra de carbono, un material que ya hemos encontrado en vehículos tan veloces como el Eleanor. Y es que al parecer, la fibra proporciona toda la ligereza necesaria para elevar un vehículo a tan tamañas velocidades. De hecho, Jenkins ha utilizado tecnologías aeronáuticas y propias de la Fórmula 1 que hacen del Greenbird un transporte altamente eficaz.
Con la velocidad y el viento a cuestas se produce un efecto de elevación que funciona muy bien en las aeronaves. Para compensar lo peligroso de esta suspensión, la nave lleva instalados unos pesos que hacen que se mantenga firme en el suelo. Cada vez que se pone en movimiento, el Greenbird alcanza una tonelada de peso mientras que en reposo sólo marca 600 kilos.
Como es lógico, sus puntiagudas formas no le auguran un futuro prometedor en carretera. Las demostraciones y la búsqueda de nuevos récords mundiales quizás sean su mejor destino.
Vía: Engadget