A lo largo y ancho del planeta, ya hay 4.100 millones de líneas de telefonía móvil. Según un reciente informe de la ITU (International Telecommunication Union), esto indica que seis de cada diez habitantes del planeta tienen y usan teléfono móvil. El crecimiento ha sido bastante pronunciado, pues en 2002 sólo eran 1.000 millones. Y se debe, en gran parte, al apogeo del teléfono móvil en los países del Tercer Mundo.
En los países desarrollados, este fenómeno es un hecho irrefutable. En España, por ejemplo, los datos más recientes del INE hablan de 30,6 millones de móviles, una cifra equivalente a dos terceras partes de la población. Y entre los jóvenes y los adolescentes, el porcentaje sube todavía más. Y sin embargo, la ITU afirma que el 66% de los teléfonos móviles de todo el mundo están en los llamados mercados emergentes, situados fundamentalmente en ífrica, Asia e Iberoamérica. Unos años atrás, en 2002, este tipo de países contaban con menos de la mitad de todo el «parque» mundial de móviles.
Eso sí, esto no significa que se esté reduciendo la brecha digital. No hay más que echarle un vistazo a los datos sobre el uso de Internet. En 2002, sólo el 11% de la población se conectaba a la Red de redes. Actualmente, el porcentaje ha subido al 23%, pero en los países subdesarrollados sólo el 5% usa Internet regularmente.
La telefonía fija también ha crecido, pero de forma mucho menos pronunciada que la móvil. En 2002, había prácticamente el mismo número de líneas fijas que móviles: 1.000 millones. Sin embargo, en la actualidad sólo hay 1.270 millones de teléfonos fijos, por lo que la situación ha pasado de un 50% para cada tipo de teléfono a una proporción de 76%-24%, a favor de los móviles.
Cada vez parece más claro que el teléfono móvil va a ser, como afirmaban en Google al vaticinar su futuro inmediato, el «producto de consumo más prolífico de la Historia«. Claro que aún queda para que Internet entre en el móvil de verdad, sin trampas en la velocidad ni costes excesivos.
Imágenes de MarkKelley, teachandlearn y Lingamish
Via: Gagdet Lab / The Age