Ventanas tintadas para concentrar la energí­a solar 3
El gran inconveniente de los alimentadores por energí­a solar. es que cuestan demasiado para la energí­a que producen. En los laboratorios del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) un equipo de investigadores está trabajando en un sistema que, como las persianas Ligthway, nos propone colocar células fotovoltaicas en las ventanas de casa para atrapar la energí­a del sol. Con la diferencia de que el uso de tintes de varios colores podrí­a servir para optimizar el proceso y reducir costes.

El proyecto, coordinado por el profesor Marc A. Baldo, trata de perfeccionar un intento ya fallido en los años setenta para crear un concentrador solar que requiriese menos células fotovoltaicas de lo habitual. En lugar de usar paneles completamente cubiertos de células, de costosa fabricación, la estrategia consiste en colocarlas sólo en los bordes de láminas de vidrio o plástico, recorridas por tintes de colores que transportasen la energí­a captada hasta las células.

Ventanas tintadas para concentrar la energí­a solar 3
Las viejas iniciativas fracasaron, porque la mayor parte de la energí­a «se perdí­a por el camino» desde el tinte hasta las células. Pero treinta años después el conocimiento sobre este tipo de materiales ha avanzado mucho, y además en los laboratorios del MIT han trabajado mucho con nuevas tecnologí­as ópticas, como la OLED. Según Baldo, los conocimientos adquiridos pueden permitir a su equipo «reducir sustancialmente la pérdida de luz durante el transporte, multiplicando por diez la energí­a convertida por las células solares».

Más que innovar, Baldo y su equipo intentan perfeccionar prototipos del pasado, buscando tintes capaces de captar longitudes de onda mucho más precisas y por tanto más efectivas. De esta forma, prometen ventanas solares para cubrir parte del consumo eléctrico del hogar, y la aplicación de la técnica en paneles solares convencionales podrí­a aumentar en un 50% su efectividad con un coste mí­nimo adicional.

Y no estarí­a mal que todo esto se consiguiese, pero hay que tener los pies en el suelo. Sobre todo porque, si algo caracteriza al MIT, es su capacidad para prometer grandes inventos que aún hoy seguimos esperando a que se conviertan en realidad (por ejemplo, el papel electrónico). A ver si hay suerte y esta vez las investigaciones dan lugar a algo real.

Ví­a: physorg

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