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¿Harto de las tí­picas barcas a pedales? Este verano serás el rey de la playa con este bote hinchable volador. Lo creó en su dí­a la empresa italiana Polaris Motor of Italy y lo bautizó como Flying Inflatable Boat (FIB, no confundir con FBI). Es una especie de ultraligero montado sobre una lancha neumática. Una mezcla que facilita -eso dicen- el aterrizaje y despegue en el agua. Y con la supuesta comodidad que da el volar los aires a lomos de un bote convencional. Y el reí­rte de la cara que se les queda a los de abajo, claro.

Desde entonces, se han vendido miles y están volando alrededor del mundo por diferentes paí­ses y con usos muy diversos. Hay dos modelos, el FIB 503 y el FIB 582. Pueden volar desde a ras del nivel del mar, hasta a una altura de más de 3.000 metros, aunque no tan alto como la nave Virgin Galactic. Son capaces de alcanzar una velocidad máxima de 80 kilómetros por hora y transportar unos 200 kilos de peso. Todo esto con capacidad para dos personas.

FLORIDA

Algunos de los usos que se les están dando actualmente, además de con fines recreativos, son para utilizarlos en desplazamientos desde barcos o yates. Así­, por ejemplo, la marina de Singapur los utiliza para misiones especiales, incluso Greenpeace tiene un par de ellos. Son extremadamente fáciles de aprender a pilotar. Con un curso de 10 horas podrás echar a volar montado en un cacharro de estos.

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Son muy fáciles de transportar, ya que toda la estructura de las alas se desmonta. Y en tan sólo 15 minutos vuelve a estar listo para utilizar. Utilizan motores de dos tiempos. Durante el aterrizaje, la forma del bote, protege tanto a los pasajeros como a los motores de cualquier salpicadura de agua. Incluso pueden aterrizar en lugares de muy poca profundidad.

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El modelo 582, tiene un motor ligeramente diferente al 503, que no da mas potencia, sino que reduce la cantidad de ruido que emite. Así­ se puede utilizar en lugares en los que sea más susceptible molestar. Su precio es de 32.300 dólares, al cambio unos 20.500 euros. Parece un revolucionario vehí­culo de los que James Bond utiliza en sus pelí­culas, al igual que el Air Car, de Milner Motors, que en su caso combinaba las alas con una estructura de un coche.

Ví­a: bornrich.

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