No debe confundirse con Papyre, el lector de ebooks de bolsillo. Este se llama Papyrus, aunque también está relacionado con la tecnología del papel electrónico. Conste que se trata de un diseño meramente conceptual, que nada tiene que ver con los prototipos reales con los que trabajan en Xerox y en otras empresas. De hecho, sus creadores hacen especial hincapié en que la meta de este proyecto de carácter educativo no es llevar su comercialización a cabo, sino servir como catalizador para debatir acerca de las mejoras en las aulas.
Así pues, los diseñadores de The Greener Grass que están detrás de todo esto han desplegado las alas de su imaginación. Se han inventado un lector electrónico específico para estudiantes que unifica las funciones de libro de texto, cuaderno y calculadora. Algo así como una agenda electrónica ultradelgada y con pantalla basada en tinta electrónica, que evitaría a los niños cargar a sus espaldas con las pesadas mochilas repletas de libros.
Más allá de eso, con Papyrus los alumnos podrían compartir contenidos, interactuar con el profesor y participar activamente en clase. Según los autores, navegar en un entorno familiar para ellos como Facebook o MySpace les ayudaría a desenvolverse, aunque tampoco explican muy bien qué pintan estas redes sociales en una clase. También se beneficiaría de las ventajas propias de los libros electrónicos, ya que por ejemplo se podrían corregir los inevitables errores en el texto sin tener que encargar una nueva edición impresa. Y al tratarse de una herramienta orientada sólo al trabajo, los chavales no tendrían la tentación de distraerse como con un ordenador completo (con su solitario, su buscaminas y su pinball).
El hipotético precio total de este dispositivo, si algún día llegase a fabricarse, sería inferior a los 100 dólares (unos 65 euros). ¿Cómo se conseguiría un coste tan reducido para semejante artilugio, si por ejemplo el lector Kindle de Amazon vale unos 260 euros? Seguramente ni los mismos creativos de The Greener Grass se lo hayan planteado. Pero como ellos mismos puntualizan, lo importante no es lo factible o no del proyecto, sino fomentar las iniciativas que enriquezcan la comunicación en la enseñanza.
Vía: Greener Grass
Ojala esto ya estubiera en nuestras aulas. Llevar los libros es una pesadilla, al final acabas no llevando ninguno. Total muchas veces ni los usas.
Lo de corregir los libros sin pedir nuevas ediciones: bingo! la mitad estan mal echos ¬¬ La idea me aprec eperfecta. Y por el precio :O
Pero si hoy ne dia de los libros 300 euros no te salva nadie!!