Google deja a sus usuarios editar sus mapas 3
Los usuarios de Google Maps ya pueden modificar las localizaciones de direcciones postales. Es decir, si buscamos una dirección en este servicio de mapas y nos damos cuenta de que, en la visualización, la flecha que indica el punto exacto no se corresponde con la realidad, podemos arrastrar manualmente la flecha al punto correcto. Sólo tenemos que pinchar sobre el botón «Editar» en el globo de opciones de cada dirección.

De momento sólo pueden hacerlo los internautas de Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. Siempre y cuando estén registrados con su cuenta de Google. Para evitar que los graciosillos revienten el sistema, el gigante de Internet ha establecido varias medidas de seguridad. Para empezar, si se trata de negocios y establecimientos sobre los que el propio propietario ha facilitado la localización a través de su directorio de empresas Google Local Business Center, no habrá forma de cambiar la flecha de sitio.

Si desplazamos la flecha más de 200 metros del punto original, el cambio no se producirá hasta que sea revisado por un moderador. Además, en todo momento podremos consultar un historial que muestre dónde estaba la flecha en un principio y cuáles han sido sus últimas modificaciones.


Una forma muy sencilla de entender esta herramienta la encontramos en este gracioso ví­deo.

Suena genial, ¿verdad? Sin embargo, la iniciativa ha suscitado ya algunas crí­ticas. No hay que olvidar que Google Maps se está convirtiendo en una de las mejores alternativas a la hora de cargar mapas en navegadores GPS, y como consecuencia supone una gran fuente de ingresos para Google. Pero claro, para elaborar y corregir estos mapas, normalmente también hay que gastar (invertir) dinero.

Google deja a sus usuarios editar sus mapas 3¿Es ético que los usuarios mejoren un producto que le reporta grandes beneficios a Google sin que ellos vean un céntimo? Para algunos no. Principalmente para empresas que se dedican a crear mapas, como Tele Atlas o Navteq, firmas a las que precí­samente Google viene comprando hasta ahora sus datos para elaborar sus propios mapas.

Para otros, el simple hecho de que los mapas sean cada vez más fiables supone ya de por sí­ un beneficio para todos. Si esto se aplicase a las rutas y no sólo a las direcciones, quién sabe si los casos de camioneros atrapados o coches hundidos podrí­an llegar a evitarse.

Dentro de este difí­cil debate, sólo hay una cosa que nos parece clara: llamar «wikimapas» a este nuevo fenómeno está un poco fuera de lugar. Sí­, al igual que en la Wikipedia, cualquiera puede contribuir a mejorarlo. Pero la enciclopedia participativa es un proyecto sin ánimo de lucro, que se financia exclusivamente con donaciones. Y nos da a nosotros que lo que pretende Google con sus mapas no es convertirse en el buen samaritano, precisamente.

Ví­a: google.dirson

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