Lo moderno no es incompatible con lo clásico. Podemos llevar nuestra música almacenada en la memoria de un aparato pequeñito como el iPod, con su pantalla y todo. Pero también podemos llegar a casa, tumbarnos en el sofá y dejar que la música suene a través de un gramófono con su altavoz con forma de tuba. El Phonofonics II hace esto, pero no necesita discos de vinilo: basta con acercarle unos auriculares para que él mismo escuche el sonido y lo amplifique.
Si te fijas bien en la foto, verás que este aparato lleva un recipiente que funciona como una oreja. Posamos nuestros auriculares, y la música se transmite al cuerno de cerámica. Según el fabricante, puede amplificar el sonido de los auriculares hasta a 55 decibelios, suficiente para molestar a nuestros vecinos.
No necesita electricidad para funcionar, ya que amplifica el sonido de forma natural. Milagros de la acústica (o «amplificación pasiva», que dicen los expertos). Sus creadores (Science + Sons) están tramitando la patente del invento, y han puesto en venta una edición limitada de 200 unidades, a la friolera de 875 dólares cada una (unos 635 euros).
Un cacharro que combinaría muy bien con el teclado para nostálgicos y el monitor tuneado a la antigua usanza de Steampunk Workshop. Y para tener el lote completo, ¿qué tal este handset auricular + micrófono Bluetooth de ThinkGeek? Tiene la forma clásica de un teléfono convencional y es mucho más barato que el gramófono: cuesta unos 25 euros. Eso sí, este aparato sí que lleva baterías, y se cargan por un cable USB.
No se puede tener sopa y teta.
Vía: gizmodo