Que las tres grandes operadoras de telefoní­a móvil suban su tarifas simultáneamente, es pura casualidad. Ya lo dijo Francisco Ros, el Secretario de Estado de Telecomunicaciones: . “Si hicieran prácticas contra la competencia (”¦), el Servicio de Defensa de la Competencia actuarí­a”. Amén.

Pero la gente sigue empeñada en ver el delito donde no lo hay. Para acallar estas voces crí­ticas, quien ha hablado ha sido la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), el organismo que regula este sector tan competitivo y vanguardista que tenemos en España. Según un informe de la CMT, elaborado a petición del Gobierno, no hay indicios de subida pactada de precios.

Pero recapitulemos, no vaya a ser que a los lectores no les quede claro todo este asunto y, como consecuencia, no hagamos sino alimentar la conspiración judeomasónica de los que piensan que la telefoní­a móvil en España es un fraude de república bananera. Todo empezó con la entrada en vigor de la Ley de Mejora de la Protección de los Consumidores, promovida por el Ministerio de Sanidad y Consumo que dirige Elena Salgado.

Dicha ley obliga a las operadoras a cobrar sólo por lo que ofrecen: tarificar por segundos en lugar de tramos de llamada. Pero al redactar la ley no pensaron en la estabilidad económica de las pobres operadoras, que tienen muchas bocas que alimentar y están indefensas en este mundo cruel y globalizado. Ante semejante ultraje, una operadora humilde como Movistar anunció que subirí­a sus tarifas para no perder lo que le corresponde. Dí­as después Vodafone y Orange se sumaron a la causa. En Marzo, y coincidiendo con la entrada en vigor de la ley, todas subieron sus tarifas de establecimiento de llamada de 12 a 15 céntimos.

Como respuesta ante esto, muchas instituciones y organizaciones de consumidores tildaron a las operadoras de desleales y fraudulentas. Pero el tiempo coloca a cada uno en el sitio que le corresponde, y el informe de la CMT ha venido a poner los puntos sobre las í­es: todo es fruto del azar. La modificación de las tarifas fue algo tan complejo y variado que no se puede siquiera sospechar que hubiese algún tipo de acuerdo o beneplácito entre las tres compañí­as. Cualquier otra interpretación es producto de la mente enfermiza de alguien que ve conspiraciones donde sólo hay pobres empresas que intentan evitar que le roben lo que es suyo.

Menos mal que existe la CMT. De lo contrario, no queremos ni imaginarnos cómo estarí­a el panorama de las telecomunicaciones en España. Muchí­simas gracias por el informe.

Ví­a: hispamp3 / Expansión

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