El tamaño sí importa. Lo que pasa es que, en esta ocasión, se compite por ver quién la tiene más pequeña. Acaba de llegar al mercado el KingMax Super Stick de Brando, que entra en competencia directa con el más veterano Micro Vault Tiny de Sony.
Son lápices de memoria, extremadamente pequeños, que se conectan al ordenador por puerto USB. Con distintas capacidades, precios, colores y accesorios (como fundas para guardarlo y llevarlo colgado del bolígrafo).
El KingMax mide 34×12,4×2,2 milímetros y apenas pesa 1 gramo. La versión de 512 MB cuesta unos 15 euros, la de 1 GB en torno a los 20, la de 2 GB unos 30 euros y la de 4 GB sale por algo más de 40.
El Micro Vault Tiny mide 30×14,5×2,7 milímetros y pesa en torno a 1,5 gramos. Existen versiones de 256 MB, 512 MB, 1 GB y 2 GB desde hace casi 1 año, y hace poco se ha lanzado un modelo de 4 GB. Los precios van de 15 a 75 euros.
Pinchos de memoria del tamaño de una tira de chicle. El colmo de la portabilidad. El problema es que deben ser también extremadamente fáciles de perderse. O incluso romperse, a diferencia de otros lápices que sobrevivirían a una bomba nuclear.